La que traigo aquí es la historia de Juanma y Pablo pero podría ser la de muchos otros emprendedores que se topan con el área de Urbanismo del Ayuntamiento de El Puerto, un organismo que hace las veces de hoguera de ilusiones donde la práctica habitual es obstaculizar y torpedear el crecimiento económico de nuestra maltrecha ciudad, acumulando retrasos y frustraciones de los que, a pesar de todo, deciden seguir apostando por ella. Cuatro meses han pasado desde que estos dos jóvenes de 29 años decidieran abrir Escape Room, un local de ocio que parece que por fin abrirá sus puertas en el Centro Comercial Bahía Mar. Desde principios de agosto tenían entregada la solicitud de la licencia de obra e incluso la confirmación de que el proyecto estaba aprobado por todos los técnicos. El verdadero problema era que no había ningún problema pero mientras unos bloqueaban, ellos veían crecer su desesperación y disminuir los recursos pagando el alquiler de un local cerrado.

Era muy frustrante escucharles decir que de haberlo sabido se habrían ido a cualquier otra ciudad. Lo que nunca imaginaron es que llegarían a la situación en la que se han visto cuando lo que pretendían era montar un negocio novedoso con miras a crear empleo, negocio que además necesitan para hacer realidad sus proyectos de vida sin tener que levar anclas.

Muchos hilos han tenido que mover para que al fin puedan hacer realidad su propósito en nuestra ciudad, con un pero, porque su idea inicial de ser los pioneros en la provincia de Cádiz con este negocio ya no será posible, ya que en este tiempo se les han adelantado en otras ciudades vecinas donde el mismo papeleo no supera el mes.

Llegar hasta aquí ha sido duro, tanto que de momento no piensan en que les queda lo peor. Ahora se sienten agradecidos y tocados por la suerte porque por fin les dan permiso para hacer algo por esta ciudad. Que su problema esté solucionado no quita que necesite de una profunda reflexión por parte de la persona o personas que han dado el golpe en la mesa, reflexión que debería pasar por saber que el verdadero bloqueo no son los papeles sino las personas. Me alegro que Juanma y Pablo puedan abrir su negocio pero ¿cuantos se quedan en el camino? Desgraciadamente, en algunos casos sí es tarde aunque la dicha sea buena.