Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Análisis

aNA SOFÍA PÉREZ- BUSTAMANTE

Golondrinas a la plancha

Tengo una hija surrealista que me ilustra, me actualiza y me proporciona estupendas coartadas filosóficas. Un ejemplo: mi casa es un bazar. Eventualmente puede parecer que lo colecciono todo. Pero aquí llega mi hija y dice: "Claro, ya lo decía Walter Benjamin: es el espíritu de la infancia. El niño es siempre, a la vez, un coleccionista, un alegorista y un flâneur". "Flanear" es un verbo en desuso que significa "pasear sin rumbo". Qué iluminación: no es que yo sea una adicta compulsiva al cachivache, sino que soy un espíritu poético, hondamente infantil: de ahí mi afición a flotar, a acumular cosillas que solo sirven para coger polvo, y a reformular el azar como si fuera un juego mágico de correspondencias. El caso es que he descubierto un lugar ideal: la empresa que acaba de abrir Miguel Pallás en Plaza de España 12 para organizar eventos y cenas con mucho glamour. Es un piso dieciochesco cuidadosamente respetado (no como ese horror de la Casa Pinillos): las cristaleras que dan a la galería conservan en sus vidrios esa pinturilla que imita el encaje y que es original, no un vinilo de quita-y-pon. Miguel colecciona azulejos portugueses que recuerdan vagamente a los de Delft, lebrillos de cerámica de Fajalauza y cosas sueltas igual de fascinantes, como un cabecero de cama de seda china antigua, bordada de flores. Le comento a mi hija que la gente cosmopolita está empezando a fijarse en Cádiz para venir aquí a vivir y a ganarse la vida por lo fino (es lo que llaman 'gentrificación'). Y ella me dice que lo que está de moda en Berlín son las "experiencias literarias". Consiste en organizar una cena con, pongamos, poetas invitados, y que el chef diseñe un menú especial inspirado en los textos de esos poetas que previamente ha seleccionado un comisario artístico. (Cada cual se paga su cubierto). Me acuerdo de que tuve de profesor al inefable José Luis Tejada, y me acuerdo de un poema suyo que hablaba de que ya nadie leía las rimas de Gustavo Adolfo Bécquer más que para pedir, en todo caso, "oscuras golondrinas a la plancha". Querido y visionario José Luis: empiezo a visualizar, en un Cádiz rentable, un increíble menú de arte, inteligencia y risa que se llamase FUTURO.

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