Análisis

guillermo F. Jiménez Rodríguez

Gente maravillosa

Fechas pasadas, en este Diario leímos tres páginas dedicadas a resaltar acciones realizadas por personas volcadas en hacerle la vida más llevadera a los demás. A personas dignas de ser imitadas. ¡Que maravillosas son esta páginas! Cuando las leí, y volví a releerlas, sentí un enorme éxtasis y me embargó, además, una envidia sana. Es digno de consideración como la Misericordia Divina no deja de suscitar a personas que, incluso, con privaciones y sacrificios propios, lastimando parte de su tiempo, de su propia vida, se entregan a estos menesteres. El camino de la verdadera felicidad.

La primera de estas páginas relataba los méritos de mi conciudadano, el Dr. Don Ángel Salvatierra. Jefe de los Servicios de Cirugía Torácica del Hospital Reina Sofía. El Dr. Salvatierra tiene su propio palmarés. Su propio pedestal, conseguido, paso a paso, por su abnegada entrega en "cuerpo y alma" a la medicina. Cirineo ambicioso, con la única codicia de curar y aliviar a sus pacientes; a sus amigos, como él los considera. Su apellido no podía ser otro: Salva-tierra, que, muy bien, podría considerarse como sinónimo de: salva-mundo. Salva-gentes. En muchas de sus intervenciones quirúrgica emplea métodos inéditos, elogiados por revistas médicas internacionales, seguidos y aplicados por destacados colegas, allende nuestras fronteras. Mientras que médicos famosos ejercen la medicina privada para engrosar sus cuentas bancarias; para poseer coches de alta gama; suntuosas mansiones (vanidad de vanidades y todo vanidad: San Agustín), el Dr. Salvatierra, en su honda humanidad, no la ha aceptado:"... claro que sí, que he sido tentado por la medicina privada...", manifiesta, él mismo, a su interlocutor. Ha preferido que sus "tesoros" beneficien a gentes sencillas. Los acogidos a la Sanidad Pública. Que "esos tesoros" no sean privativos de una minoría privilegiado.

Las otras dos páginas están dedicadas a la AECC. Hoy día, las personas que padecen, o han padecido esta enfermedad, gracias al avance de la ciencia, y al buen hacer de los profesionales de la medicina, suelen llenarse de ánimo para continuar su vida con ilusión y alegría. Para ayudar a estas personas, nació esta magnifica Asociación, a la que pueden acudir, sin necesidad de ser socio, quienes quieran interesarse sobre el proceso de su enfermedad. Me permito plagiar algo de lo que se dice en el periódico: "Realizan campañas informativas sobre la prevención y detención del cáncer. Imparten conferencias. Ofrecen atención psicológica y aportan ayudas económicas a personas sin recursos. Tienen un servicio telefónico. Su situación económica es agobiante...". Se lamentan de que reciben poca ayuda pública, ya que sólo se nutren de las aportaciones de sus propios socios, donativos de empresas y particulares, de las cuestaciones y de un sorteo de la lotería nacional. Su ambición sería poder multiplicar por tres el número de personas a la que pudieran ayudar -manifiesta su presidenta-.

"Venid benditos de Mi Padre, porque estaba enfermo y me curasteis, me asististeis...(San Mateo 25,31-46)".

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