Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

En agosto de 1964 lanchas de la República Democrática de Vietnam, entonces un país independiente, atacan en Tonkín a dos navíos de EE.UU. El presidente Johnson obtiene autorización del Congreso para "contrarrestar la agresión", un eufemismo de "declaración de guerra": napalm, bombardeos y millones de muertos. Más tarde se demostró que el incidente de Tonkín nunca existió, pero ya daba igual: Vietnam fue sufrimiento, desolación y muerte.

El precedente, pues el mal tiene su propia genealogía, es la misteriosa explosión del acorazado "Maine" en febrero de 1898 en La Habana, que motivó la entrada de EE.UU. -apoyando a los insurgentes- en la polvorienta guerra co-lonial que España mantenía en Cuba.

En los años previos, EE.UU. había pedido que España le vendiera la is-la. Al final, España perdió una guerra que ya tenía perdida y Cuba se indepen-dizó en 1902.

Lo de "independizarse" es una broma, pues EE.UU. ocupó y gobernó la isla durante tres años. Después la dependencia económica obligó a los cuba-nos a aceptar la enmienda Platt, que confería poder a Washington para contro-lar los tratados y préstamos exteriores de la nueva República, y el derecho a intervenir militarmente en suelo cubano cuando el Tío Sam lo estimara opor-tuno.La enmienda Platt estuvo vigente hasta 1934.

Cierto que el mal no es privativo de ningún país o ideología. Ahí están los sótanos de la Gestapo, los gélidos gulags, Pol Pot... Pero el mal tiene su genealogía: las atrocidades del pasado se transmiten de una generación a otra como acontecimientos históricos. Pero por medio siempre hay gente muerta en nombre de algún dios. La esclavitud, los tormentos de la Inquisición, la toma de Béziers por las tropas papales ("¡Matadlos a todos, ya Dios reconocerá a los suyos!")… Y así hasta las pretéritas matanzas del Antiguo Testamento.

El mal quizá emane de creerse el favorito de Dios, sí, pero también del poder del dinero: que a las poderosas corporaciones del armamento nunca les falte un enemigo para forrarse. Y hoy la construcción humanista del futuro está en peligro. ¿Que por qué hoy?Sólo hay que fijarse un poco.

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