Análisis

PACO CARRILLO

¡Entierren a Franco de una vez!

Imposible, maestro; mientras sirva como argumento para seguir achacándole todas las incapacidades de los que hoy nos gobiernan, Franco será como el fantasma del ruso que, en sus tiempos, nos ponían para asustar a los niños. También porque la condición imprescindible para toda la izquierda -la ortodoxa y la tramontana- es tener el carné de antifranquista en la cartera como antídoto para no ser considerado facha. Rituales.

Los que nacimos el mismo año del eslogan Caudillo de España por la gracia de Dios; los que crecimos durante sus días de silencios; los que sobrevivimos a los años del hambre y al ir creciendo tuvimos que buscárnosla a costa de esfuerzo personal; los que creímos que la santa Transición iba a suponer un paso decisivo para la reconciliación; los que fuimos conscientes de que la individualidad se iba perdiendo en función de interesadas globalizaciones; los que, en fin, vimos cómo un inepto integral ponía en circulación ese aborto de la Memoria Histórica con fecha intencionada de arranque y con caducidad previsible -los lilas resentidos son así-; para todos los que fuimos creciendo sin adscripción política a sabiendas de que el carné o las adhesiones inquebrantables no eran -ni son- necesarios para ser decente; esos, insisto, nos venimos preguntando si aquellos años de plomo, aquella Guerra Civil, aquellos muertos de ambos bandos que quedaron en las trincheras, en las checas, en los campos de concentración y en las cunetas, no fueron una consecuencia trágica -jamás lógica- de una República bolchevizada y ésta de una Dictadura de salón de té, consecuencia de una Monarquía de opereta y así sucesivamente hacia atrás hasta llegar al origen de esta mierda histórica que nadie es capaz de enterrar definitivamente mientas sirva, en todo o en parte, para que los de siempre sigan viviendo del cuento, ¿hay algún remedio salvo el olvido?

Olvido unido al reconocimiento unánime de que preferimos la esclavitud a la libertad; que estamos condenados a depender del explotador de turno; que nos conformamos con las mediocridades; que estamos contentos con que nos distraigan con frivolidades; que creamos que existen más corruptos en un bando que en otro; que el mundo está dirigido por un ultracapitalismo canalla al que le da igual que gobiernen las derechas, el centro o las izquierdas, mientras ellos marquen los tiempos.

Pero ahí está el dato: Rn España hay más cargos políticos que médicos, policías y bomberos juntos. ¿Cree por tanto que a alguno de esos le interesa que usted lleve la cuenta de lo que esto cuesta a cada contribuyente? Si además sumáramos los más de tres millones de funcionarios que viven de los Presupuestos Generales del Estado... Podrá argumentarse que ahí entran los médicos y tantos profesionales imprescindibles que también contribuyen con sus impuestos; de acuerdo, pero dependiendo siempre de una administración caótica que obliga a gastar mucho más porque lo que aquí falla, además de los abusos y las incompetencias, es la distribución del dinero que se recauda. No es normal que a un eurodiputado en Bruselas se le pague los desplazamientos ganando cien veces que un trabajador normal, que vive a hora y media de su lugar de trabajo, igual que tarda el ungido en llegar al suyo, y el paria tenga que pagárselo de su bolsillo. Como esa, todas.

Pero, bueno, mientras siga todo este mamoneo Franco seguirá ¡Presente! Con algo habrá que disimular.

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