Me está encantando María Romay. A la hora del cargarse el Carnaval está superando a Mariscal, al de la pelliza, a Vicentito y al Ladri. Con esta concejala a esto le quedan cinco minutos.

Lo de cargarse a las ninfas y a la Diosa fue jugada maestra. Las ninfas eran una mala copia de la damas de las Fiestas Típicas y su reina, que eran de familia bien y no de barrio como estas ¿Cómo vamos a permitir que una chica de Trille o del Balón sea diosa o ninfa?

Además de acabar con la diosa Romay se ha entronizado a sí misma para siempre como diosa del Carnaval, vestida de Gades. Además iba fascinante. Aunque me hubiera gustado más verla vestida de penitencia del Medinaceli como la Camelo.

Su siguiente jugada maestra ha sido poner en su sitio a los carnavaleros, que se estaban viniendo arriba. Hasta va a meter a uno en el juzgado. Aliada con Andreíta va a poner a estos desahogados de la pluma a cavilar antes de tirar de eso de la libertad de expresión, que como muy bien decía Franco una cosa es la libertad y otra el libertinaje.

La jugada de Andreíta y de Romay de judicializar el Carnaval ha sido maestra. Ni Pepe Blas lo hubiera hecho mejor. Vale meterse con el alcalde y con el jurado, que es lo que se ha hecho toda la vida, pero no con una política que hace lo que todo político: salir en la foto... con el jurado.

Pero lo mejor es lo de prohibir el burro del Falla de la comparsa. ¿Si están prohibidos los borricos en el Falla quien va a cantar entonces?

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