Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Desde febrero de 1989 contamos en nuestra Comunidad Autónoma con un canal generalista de TV y, desde un poco antes (1988) con la emisora de radio Canal Sur Radio. Hoy día el grupo de canales tanto de televisión como de emisoras de radio están bajo el paraguas del ente público RTVA.

No voy a negar que en un principio la ilusión en torno a la televisión andaluza fuera contagiosa y hasta chauvinista, para qué negarlo. Que los andaluces tuviésemos nuestra propia tele y nuestra propia radio nos daba un no sé qué, nos rodeaba de un áurea celestial que de alguna manera nos venía a situar de forma inequívoca tanto en el mapa tecnológico nacional como internacional. Y no digamos nada cuando vimos aparecer en pantalla al jerezano Paco Lobatón con su inimitable estilo y su característico bigote decir aquello de "ésta es la partida de nacimiento de Canal Sur, de Canal Sur, la televisión de los andaluces, la nuestra, bienvenidos a casa…".

Dicen desde el 'ente' que la RTVA se ha consolidado en estos años como uno de los pilares esenciales del desarrollo social, cultural, político y económico de Andalucía… Y digo yo que "si tú me pagas la cuenta de la luz, la tengo encendida todo el día, y me río de los peces de colores...". Me vengo a referir con esto a que con el dinero de todos los andaluces se están pagando unos sueldazos "de la hostia" (disculpen la expresión ahora tan de moda por ciertos arrabales políticos) a ineptos 'colocados' a conveniencia y beneficio de currículos personales, con el único fin de vendernos humo de triquitraque envuelto en papel de estraza.

El ejemplo más claro lo tenemos en estos días de candela aparentemente provocada entre el Parque Natural y el Parque Nacional de Doñana, donde han estado presente mañana, tarde y noche las distintas cadenas generalistas del país, y donde paradójicamente 'la nuestra', la supuestamente más cercana a nuestras casas, a nuestras vidas, se dedicaba el domingo por la tarde a cantarle a los pinos del coto mientras éstos se achicharraban hinchiendo de cenizas como si fuesen lágrimas nuestras calles y nuestras azoteas. No hay derecho. Esto me da la sensación de que quien -de momento- dirige el cotarro 'debería hacérselo ver'.

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