Análisis

Montiel De arnáiz

Cambia el mundo

Alguien tenía que cambiar este siniestro mundo. Otros están demasiado okupados

Conocí a Miguel el Conil de oídas cuando escribía la biografía de Saurom. Su amigo Narci Lara le había dedicado la canción Cambia el Mundo por su noble carácter y su defensa de la naturaleza y el medio ambiente y, curiosamente, fue ese tema el que impulsó la carrera de la banda isleña hacia Latinoamérica y la consolidó como una de las más importantes del panorama rockero español actual. El día que concertamos una cita para almorzar en la Venta San Adrián (que pagó Narci) descubrí a una persona comprometida con el legado del 15M; un inscrito de Podemos que renegaba de la Casta, de los privilegios de los poderosos, y que recelaba del mundillo anticapitalista, por cierto.

Poco después, el Conil montó un petate y se fue a recorrer esa Latinoamérica que adoraba a sus amigos juglares. Mantuve el contacto con él a través de facebook y cuando el libro salió publicado, uno de los ejemplares lo esperó hasta que regresó a España en la navidad de 2017. La historia del Conil está impregnada de grandeza: el fruto de su trabajo, lo poco que pudo ahorrar, lo invirtió en un vehículo de segunda mano. El día que decidió volver a su Conil natal -acompañado de Raquel, su compañera de fatigas- hubo de abandonar su cochecito en un callejón cualquiera de México D.F.

La noticia del chalet-mansión de Pablo e Irene cogió al Conil con la guardia baja, como a Juan G. Mesa, Conchi Barrera, Marco Gómez y a muchos otros votantes de Podemos que trabajan de sol a sol -cuando tienen trabajo-. Al día siguiente, Saurom tocaba en Sevilla y allí nos volvimos a encontrar. El bueno de Miguel el Conil estuvo toda la tarde y parte de la noche aguantando nuestras pullas sin piedad, los geniales montajes que lo encarnaban en el cuerpo del líder de Ciudadanos, y el cachondeo que suponía el evento de facebook consistente en una barbacoa de libre acceso en la mansión de Galapagar.

Pese a todo, Miguel defendió con dignidad la causa en la que creía, incluso cuando en una ridícula vuelta de tuerca, Iglesias y Montero vincularon su dimisión al resultado de una consulta a sus bases. Ayer, sin embargo, mientras José María González, Kichi, propinaba un tremendo y brutal sopapo al elitista bocachancla que siempre fue Monedero y al encantador de serpientes que siempre ha sido Pablo Iglesias, el honesto Miguel el Conil plasmaba esa dignidad de la que hablaba antes en un comunicado que lo retrata como la persona genial que es, y que extracto:

"He decidido finalmente no votar en esta farsa de consulta, que es un chantaje emocional en toda regla, y desinscribirme del tinglado morado. Lo hago con pesar, porque esperaba que Podemos recuperase el norte. A estas alturas, eso no va a pasar, así que prefiero concentrar mis energías en otras cosas (estudiar sobre cambio climático, que vamos tarde ante esta amenaza brutal), y olvidarme de lo que pudo haber sido y no fue".

Me alegro por Miguel el Conil: alguien tenía que cambiar este siniestro mundo. Otros están demasiado okupados.

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