Análisis

Rafael Duarte

Batiburrillo y algarabía

Siglas, onomatopeyas y anglicismos pululan hoy por catálogos, prensa e instrucciones

Aunque le cueste creerlo batiburrillo, del latín batuere, golpear, es mezcla desordenada de cosas inconexas, y algarabía es al-arabiyya, la lengua árabe, que significa jaleo y lengua incomprensible. Es lo que propuso el presi de Las Montañas, José Acosta y el secre, Juan Carlos Carrillo, levantando acta, de cuantas palabras, siglas, onomatopeyas y desaguisados, anglicismos incluidos, pululan hoy por prensa, catálogos, instrucciones y derivados, sin tener nadie una idea clara de lo que es.

En muchos felpudos comunitarios leemos Wellcome, en miles de catálogos, pack, trolley, body, sujetador push up, Bluetooth, peeling, set, top, look, reality, choker, clutch, bit coin, clusterbiopic,showman… también leemos ranking, catering, software y holding. Tres al menos, admitidas por el DRAE

Aparte leemos los fondos ITI, la PATRICA, Cogiti, DCA, Adecco, CCOO, PGE, SER. OEA... la mayoría de las veces escritos así sin aclarar sus significados. Galimatías que se suele dar por válido porque si nos interesa lo sabremos y si no pues nos resbalará como tantas noticias, sobre todo políticas que agotan y extenúan las páginas impresas.

Escribir así constituye un pésimo estilo literario, y a los que lo emplean sobre la riqueza de la lengua castellana, habría que llamarles corruptores del lenguaje. (No cito el diario que es, por ética, pero sí aclaro que no es este magnífico Diario de Cádiz, mi Diario).

Sabemos que durante la guerra de la Independencia hubo tanto tropas inglesas y francesas en nuestro suelo y muchas palabras fueron asimiladas por el pueblo que las adaptó a su habla. De ahí que el duque de Marlborough se convirtiese en Mambrú, deformación fonética de tan ilustre apellido inglés o el Brian o O' Brian, en la zona de río Tinto, leyenda urbana de un ingeniero que españolizado quedó como el que más sabía de todos y de todas, "sabe más que Briján".

Me imagino el fui a un cáterin que dieron con la Patrica, y no me cabía el trolle en el taxi. Unamos esto a las faltas de ortografía existentes en las redes sociales donde todos se creen shoumans y ya tenemos la multiculturalidad emprendedora y progresista, dispuesta a saber de tó en estas latitudes.

Si al menos fuesen cacas estéticas…

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