Hemos sufrido en nuestro país a una serie de personajes que se metieron en política no con vocación de servicio público, sino para forrarse. Muchos llegaron con lo puesto, pero tras su paso por la política -¡oh milagro!- vivían en lujosas casas, conducían coches de alta gama y tenían un ostentoso tren de vida. A la gente parecía no importarle mucho: "nos roba, pero al menos defiende su ciudad". Populismo cateto y barato.

En El Puerto tuvimos durante 15 años de alcalde a un personajillo lamentable, mitad aprendiz de dictadorzuelo, mitad bufón. Inexplicablemente llegó a tener tanto poder que pocos se atrevían a plantarle cara. Los pocos que lo hicimos sufrimos todo tipo de coacciones, amenazas y represalias.

La Justicia es muy lenta, y por eso las condenas a Hernán Díaz -me cuesta llamarlo alcalde- siguen llegando. Se le ha inhabilitado varias veces, lo que a un político amortizado le importa bien poco, pero ahora la Fiscalía le pide penas de cárcel por un presunto delito de blanqueo de capitales. La Fiscalía sostiene que tanto Hernán Díaz, como varios miembros de su familia, y el que fuera su concejal de Urbanismo Juan Carlos Rodríguez, "tenían unos ingresos en cuentas corrientes y un patrimonio que no se ajustaban con las ganancias lícitas procedentes de sus trabajos y profesiones habituales, disponiendo todos ellos de una capacidad económica muy superior a la que teóricamente deberían tener a tenor de sus rentas declaradas a la Hacienda Pública". Más claro agua.

Y ahora habría que recordar a quienes fueron sus cómplices. Miles de ciudadanos le votaron a pesar de su autoritarismo y desprecio a las leyes. Ahora parece que nadie le votó ni lo apoyó. El PSOE tiene una gran parte de responsabilidad al haber encumbrado en 1991 al susodicho al sillón de la Alcaldía en un pacto infame. No les bastó; en 2003, cuando los modos y políticas de Hernán y su partidillo localista eran más que conocidos, volvieron a pactar para mantenerlo en la alcaldía. Ignacio García de Quirós siguió apoyando a su "amigo" Hernán incluso tras imputaciones e inhabilitaciones por corrupción. No estaría de más que el PSOE pidiera públicamente disculpas por estos pactos.

Y como ciudadano me indigna que en el Ayuntamiento siga colgado el retrato de un delincuente.

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