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Está permitido hacer tonterías

Los niños y niñas que participan en la tercera edición de los talleres organizados por la Fundación SGAE en el marco del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, son los autores y protagonistas de la propuesta de teatro musical que han estado preparando esta semana. El resultado es una nueva creación que se estrenará a las 12 horas en el Teatro CajaGranada y en la que se mostrará el valor de las ideas a través de los textos, las canciones y la coreografía fruto de su invención.

La idea original de este taller, que llega este año a su quinta edición, surge de Ana Graciani, coordinadora de los talleres, que explica que fue un proyecto que presentó porque tenía la intuición de que los niños "son unos seres absolutamente creativos, mucho más que los mayores". "Ellos tienen muchos menos prejuicios, más descaro, no tienen vergüenza; y se me ocurrió que nada más que con unos adultos que les sujetaran un poco las riendas y que estructuraran todo lo que sale de su cabeza, podrían salir cosas muy interesantes y, de hecho, así ha sido", cuenta Graciani.

El taller se compone de tres partes: dramaturgia, impartida por la propia Ana Graciani, composición con Mariano Lozano y coreografía, que instruye Omar Meza. No obstante, la coordinadora del taller indica que hacen una "creación colectiva" para elegir el tema principal, los personajes y otras partes esenciales. "El primer día siempre les digo: aquí hemos venido a jugar y se pueden hacer y decir tonterías, cosa que les encanta", reconoce Graciani con humor.

Una vez elegida la idea esencial, los componentes de cada taller comienzan a trabajar en su área respectiva. "El valor de este trabajo es darles ese espacio de capacidad y enseñarles que ellos con su identidad y personalidad, pueden trabajar y son respetados", asegura Omar Meza, coreógrafo de la obra.

Cada año, el taller va teniendo más repercusión, hasta el punto de haber acogido más alumnado del que tenían planeado, llegando a un total de 42 niños y niñas. Lejos de suponer un problema, la coordinadora asegura que la situación "está muy bien" porque quiere decir que funciona, "que se divierten y que se lo pasan bien".

El taller de dramaturgos consiste en escribir el libreto de una obra, los compositores han de escribir cuatro canciones para ese libreto y los coreógrafos, a partir de esas canciones, han de elaborar cuatro coreografías adecuadas también al libreto.

Graciani adelanta que, en el caso de tener la oportunidad de repetir los talleres el próximo año, les gustaría añadir un cuarto taller de escenografía y vestuario, después de haberse dado cuenta de que ellos solos se ponen a dibujar cómo irían vestidos los personajes y les brota de manera natural el incluir elementos escenográficos. Así, podrían participar muchos más niños y niñas y "es lo que falta para completar la función", observa Graciani.

Teniendo en cuenta que todo esto ha de construirse en apenas cinco días, el alumnado ha de trabajar con rapidez. "Lo que ocurre es magia", afirma la encargada de la parte de dramaturgia respecto al resultado obtenido tras el proceso de creación. De hecho, Omar Meza ha observado que, "cada vez que los niños y niñas ven que una escena se va construyendo, se le iluminan los ojos" y "para ellos, ver hecha realidad una obra nacida de una pequeña idea que ha surgido de sus cabecitas, les supone una gratificación y un placer enorme".

La coordinadora del curso asegura que lo mejor de trabajar con niños es que "te sorprenden constantemente. No le tienen miedo a nada, no tienen prejuicios, son absolutamente libres y esa libertad siempre te sorprende".

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