Crítica de Cine cine

Otro triunfo de la inteligencia divertida

del revés

Animación, EEUU, 2015, 95 min. Dirección: Pete Docter. Guión: Michael Arndt y Pete Docter. Música: Michael Giacchino. Cines: El Centro (Cádiz), Bahía de Cádiz, Bahía Mar (El Puerto), San Fernando Plaza, Las Salinas (Chiclana), Al Andalus (Sanlúcar), Yelmo (Jerez), Odeón (Los Barrios).

Nada más importante y más difícil en lo que a la experiencia estética se refiere que la obra -da igual que sea un libro, una obra musical o teatral, una película o un cuadro- capaz de emocionarnos sin sensiblería ni embellecimientos de nata montada; capaz de hacernos felices sin renunciar a la complejidad y la inteligencia. Incluso tratando temas duros. Pienso en amigos tan inteligentes, creativos y amables como Mozart o Cole Porter, Dickens o Angel Wagenstein, Chaplin o Donen, Chardin o Fantin Latour y -por acabar citando animadores- como Disney o Chuck Jones. Del revés, como tantas otras obras de Pixar, forma parte de este elenco (afortunadamente tan extenso) de obras a la vez inteligentes y amables, profundas y divertidas. ¿El escenario principal? La mente de una niña, desde que nace hasta los 12 años. ¿Los protagonistas? Las emociones que le hacen reaccionar a los estímulos externos: Miedo, Asco, Ira, Tristeza y Alegría, el quinteto de la vida. ¿La acción? Una historia muy en la línea de la maravillosa Cita en Saint Louis que dirigió Minnelli en 1944 e interpretó Judy Garland: la pequeña protagonista ha de afrontar los problemas y retos originados por el cambio de su plácida vida en una encantadora y pequeña ciudad del medio Oeste a San Francisco. En la película de Minnelli lo que desata la crisis familiar, especialmente en el caso de la pequeña Tootie, es la mera posibilidad de abandonar la provinciana Saint Louis por la gigantesca Nueva York. En Del revés la pequeña Riley habrá de afrontar la consumación del cambio. O más bien son sus emociones -divertida y maravillosamente personificadas- las que habrán de hacerlo. ¿Hacia dónde dirigirán sus fuerzas Ira y Asco? ¿Ganarán Miedo y Tristeza o Alegría?

La ambición de contar una historia que se desarrolla a la vez dentro y fuera de la mente de una niña, de representar las emociones personalizándolas a la manera de los clásicos griegos y de narrar como gobiernan la vida de la protagonista interactuando con el medio, presentaba dificultades que solo los de Pixar son capaces de afrontar: excesiva pretensión, pedantería, reducción behavorista y conductista de la compleja riqueza emocional de la vida humana, representación deshumanizada de la niña como si fuera un Mazinger Z, un robot tripulado… Y no son solo las emociones protectoras/gobernantes de la niña, también están las de los padres. Todos los peligros los afrontan y todos los vencen los directores y el equipo de esta película extraordinaria.

Es muy difícil explicar cómo la película visualiza las emociones -¡qué divertidas criaturas genialmente diseñadas!- gobernando las reacciones de la niña sin que esta parezca un robot, cómo entra y sale de su mente sin rupturas de tono, cómo convierte sus emociones en sus protectoras como si fueran las tres hadas madrinas gorditas de La Bella Durmiente, cómo une inteligencia, poesía, belleza, diversión y emoción. Una película capaz de emocionar mientras se ven los recuerdos de las tonterías y locuras divertidas desvanecerse porque la isla cerebral que los activa se está hundiendo en el olvido es una obra maestra. Y Del revés hace mucho más que esto: representa la vida sintetizada en un cuento maravilloso. Además, y hay que insistir una y otra vez en ello, creativo e inteligente. Con hallazgos como la entrada de Alegría, Tristeza y el extravagante Amigo Imaginario (criatura de la estirpe de Lewis Carroll) en la parte de la mente reservada al pensamiento abstracto -de lo mejor de la historia de la animación desde la pesadilla de Dumbo-, el estudio de cine en el que se producen los sueños o la travesía del subconsciente. Una obra maestra de Pixar. Otra.

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