Cultura

El tiempo de los calcetines

Comedia, Francia, 2009, 80 min. Dirección: Riad Sattouf. Guión: R. Sattouf y Marc Sirygas. Fotografía: Dominique Colin. Música: Riad Sattouf, Flairs. Intérpretes: Vincent Lacoste, Anthony Sonigo, Alice Trémolière, Emmanuelle Devos, Valeria Golino, Irène Jacob, Noémie Lvovsky, Marjane Satrapi. Cines: Al-Ándalus El Centro, Cádiz.

Estrenada pocos meses después de La clase, que se llevó todos los premios y reconocimientos en su sobrio retrato de raíz documental de la nueva realidad educativa multicultural en un instituto francés de la periferia, Les beaux gosses, estrenada ahora con el título inglés The french kissers, proponía una interesante variante sobre un mismo colectivo y un mismo entorno observado desde la distancia humorística, la ligereza pop y una mirada siempre a la altura de sus protagonistas, sin paternalismos ni lecciones de urgencia para asociaciones de padres preocupados.

Se nota que Riad Sattouf procede de la historieta gráfica, tal es el tono caricaturesco, libre, fragmentario y desprejuiciado con el que observa a sus criaturas, un par de chavales quinceañeros de un instituto de barrio que se pelean día a día con sus granos y sus brackets, su edad del pavo, sus celos, sus complejos, sus mochilas pesadas, sus meriendas de bollería industrial y sus ardientes deseos de morrear a boca abierta.

Colocados padres y profesores a un agradecido margen, se trata aquí de ponerse al nivel de la pubertad confusa y su lógica distorsión en la apreciación del mundo, tono que Sattouf maneja con frescura y realismo, como si no hubiera dejado de ser él mismo un chaval agobiado por una madre pelmazo que no deja de preguntarle por su vida sexual.

Una divertida galería de personajes adultos, unos no-actores estupendos, unos diálogos arrancados del argot callejero y unas situaciones que, no por más exageradas, dejan de estar ancladas en la más miserable realidad generacional, hacen de French kissers un divertido, reconocible y saludable manual de sociología juvenil contemporánea sin que nadie nos suelte el sermón sobre los peligros de la educación pública, las familias no convencionales, la integración cultural o la alienación tecnológica.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios