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Cultura

La revolución se llama Cameron

  • Llega a los cines españoles la esperada 'Avatar', en la que el director de 'Titanic' regresa al cine de ficción tras doce años con intención de llevar la fantasía a niveles nunca vistos hasta ahora en una película.

Doce años ha tardado el canadiense James Cameron en volver a rodar cine de ficción. Y es que tras Titanic lo tenía difícil. Hacer la película más taquillera de todos los tiempos y compartir record de oscars (11) con Ben-Hur y El retorno del rey marcan para el futuro. Los que recuerden la ceremonia de su consagración en la industria lo rememorarán gritando que era el rey del mundo, algo que avergonzó tanto a su entonces compañera sentimental, Linda Hamilton, que aceleró su separación. El nuevo monarca de Hollywood se lo tomó con tranquilidad. Multimillonario gracias al drama marino del transatlántico que no sobrevivió a su viaje inaugural, se ha dedicado a hacer documentales submarinos en gran formato, alguno de ellos sobre los restos del Titanic, que se convirtió en su obsesión particular. Pero en su fuero interno debería de saber que su siguiente filme no podría ser una comedia doméstica, sino algo grande a la altura de lo conseguido en su carrera.

Aunque estos retos no asustan a Cameron precisamente, pues ya ha demostrado que le gusta explorar con la tecnología. Nadie lo hubiese previsto cuando rodó su primer film, la desvaída secuela de Piraña. Pero tras Abyss, que ya dejó clara su brutal ambición, llegó el pelotazo de Terminator II, que consiguió que el propio Spielberg parase el rodaje de Parque Jurásico para aprovechar sus innovaciones en efectos especiales. Es en esos años pretitánicos cuando Cameron empezó a tantear la idea de hacer un filme que recrease de forma nunca soñada mundos virtuales aprovechando las tecnologías de la animación 3D por ordenador, pero el estado de la cuestión no le convencía, hasta que el desarrollo en estos últimos años de esta técnica le impulsó a rodar Avatar. Lo malo es que con tanta espera ya algunos se le han adelantado usando la infografía, lo que obligó a Cameron a subir la apuesta. Avatar mezcla de forma sorprendente todo lo hecho hasta ahora en este campo y lo supera. Combinación de imagen real y animada, el motion capture que tanto le gusta a Zemeckis, que capta movimientos de actores y los digitaliza. Curiosamente, el cineasta se alió con WETA, la empresa que fundó el otro capo de esta primera década del siglo XX, Peter Jackson, para los efectos visuales de la saga de los anillos. Un trabajo inmenso que ha resultado ser el largometraje más caro jamás rodado, aunque se juega al despiste, pues se manejan cifras en esa torre de babel contemporánea que es internet entre 161 millones de euros o unos más creíbles 300 millones. En cualquier caso ante el estreno mundial los productores deben estar temblando.

Y todo ello para recrear a la perfección un mundo alienígena. La historia se centra en un futuro donde la humanidad necesita para salvar la crisis tecnológica un raro material producido en un lejano planeta llamado Pandora. Hay dos problemas: uno son los Na'vis, una raza humanoide autóctona que se enfrenta a esta explotación. Otra, que la atmósfera del planeta es tóxica para mandar tropas humanas. La solución es el programa Avatar, que ha logrado reproducciones biológicas de Na'vis mezclando ADN humano con el suyo. Pero lo interesante es que estos clones son controlados a distancia por el cerebro y espíritu de un humano. Una de estas réplicas va a ser usada para infiltrarse en los Na'vis y controlar la rebelión. El que lo va a manejar es un marine que se halla confinado a una silla de ruedas y ve la posibilidad de volver a la acción aunque sea de forma delegada. Este mundo Na'vi es el que Cameron y su equipo de tecnócratas ha recreado con una perfección que según cuentan es espectacular. Sam Worthington, el australiano de moda en Hollywood tras dar la réplica a Christian Bale en Termination Salvation es el lisiado marine, y Zoe Saldana pone su cuerpo y su voz para dar vida a la nativa que se enamora de él. Aunque una cosa entrañable es el reencuentro de Cameron con Sigourney Weaver, que es una de las doctoras del proyecto Avatar, casi un cuarto de siglo después de rodar juntos Aliens.

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