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Cultura

Los retos ante la sucesión de Lebrero

  • Los logros conseguidos en el CAAC por el nuevo director del Museo Picasso plantean la conveniencia de abrir un concurso público para sustituirlo, según recomienda el Código de Buenas Prácticas del sector

El notable avance que ha experimentado el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) bajo la gestión de José Lebrero complica la sucesión en el cargo después de la marcha del gestor cultural al Museo Picasso. La solidez de la programación elaborada desde que se incorporó a la dirección en 2003, el interés por entablar un diálogo con otras disciplinas y la apuesta por las coproducciones con espacios extranjeros, que ha impulsado el papel internacional del centro con sede en el Monasterio de la Cartuja, plantean la conveniencia de un concurso público para elegir a un candidato cuya trayectoria esté a la altura de su predecesor.

Aunque los pasos que recogen los estatutos del CAAC permiten al titular de la Consejería de Cultura, en este caso Rosa Torres, proponer libremente un nombre en el Consejo de Gobierno, órgano del que depende la designación del nuevo director, el cambio operado en los últimos años en este espacio artístico desaconsejaría una elección a dedo y sin concurso público. Más cuando en el panorama actual de los centros de arte contemporáneo españoles se ha seguido en casos similares el Código de Buenas Prácticas, como ocurre actualmente con la convocatoria abierta para el puesto de director del Musac de Castilla y León y el CGAC de Galicia, y como sucedió con el Museo Reina Sofia.

Según este código, firmado en enero de 2007 por la entonces ministra de Cultura, Carmen Calvo, y diversos representantes del sector, una comisión asesora del museo examinará "con total independencia" las candidaturas después de que el patronato del centro haga pública una convocatoria en la que se detallen los requisitos para el cargo. Los aspirantes deberán presentar "no sólo un completo currículo que demuestre sus méritos y su experiencia sino también un proyecto concreto para el museo", según recoge este documento.

Si bien el nombre de José Lebrero (Barcelona, 1954) siempre encabezó las quinielas para suceder a Bernardo Laniado-Romero al frente del Picasso malagueño -como adelantó Diario de Sevilla-, su nueva ubicación se ha materializado a través de un concurso público internacional al que se presentaron 21 candidatos.

Para entrar en el CAAC, el principal aval de Lebrero, licenciado en Ciencias de la Información y con estudios en Historia del Arte y Ciencias Políticas, fue su labor desde 1996 hasta el 2002 como conservador jefe del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Desde su llegada a Sevilla, ha desarrollado una programación de gran interés con un presupuesto exiguo. En sus seis años de gestión, se pueden destacar numerosas exposiciones en las que queda patente la valentía de su criterio, versátil para rescatar capítulos relevantes de la historia -Fluxus, el Accionismo Vienés- como para divulgar las sendas que toma la actualidad -Bios 4 o Geopolíticas de la animación-. Lebrero se ha interesado igualmente por adentrar al espectador en los valores artísticos de otras materias como la danza -Ver bailar-, la televisión -Ready to shoot, de Gerry Schum- o el flamenco -Prohibido el cante-.

Entre las producciones propias del CAAC sobresalen las dedicadas a Manuel Quejido -que se vio más tarde en Brasil, México y Venezuela- y la retrospectiva de Equipo 57, además de las ya mencionadas propuestas de Accionismo Vienés -expuesta junto a la Colección Hummel- o Bios 4.

En el ámbito de las coproducciones, la colaboración con otros centros españoles fue constante: la alianza con instituciones como la Universidad de Salamanca, el Marco de Vigo, el Círculo de Bellas Artes, el Reina Sofía y el Macba posibilitó traer la obra de Bleda y Rosa, Michaux, Nancy Spero o Stanley Brouwn, entre otros creadores. Una unión de fuerzas que no mermó en el apartado extranjero: las exposiciones de Ready to Shoot y Ver bailar y las muestras de Daido Moriyama y Allen Ruppersberg llegaron a Sevilla gracias al trabajo conjunto con museos de Düsseldorf, Colonia, París, Oslo u Oporto. Una abrumadora nómina de artistas y conexiones que incita a reflexionar sopesadamente sobre el futuro que se quiere para el CAAC.

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