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Cultura

"La poesía siempre ronda al poeta"

Pablo García Baena recibió la noticia de la concesión del premio en su piso de Córdoba. Con su característica serenidad y su firme lucidez hizo frente al aluvión de llamadas. Pero el poeta, indisimuladamente, estaba ayer feliz. Muy feliz.

-El Príncipe de Asturias, el Reina Sofía… Será usted monárquico.

-(Risas) Sí, lo soy. Firmemente monárquico. En la Transición fue la solución perfecta para España y en este avispero en el que estamos lo único firme, lo que sostiene el armazón del país, sigue siendo la monarquía.

-¿Cómo ha recibido el premio?

-Con una alegría muy grande. Es uno de los premios más importantes de España en el terreno poético y me ha hecho mucha ilusión, veinticuatro años después de ganar el Príncipe de Asturias. Realmente, pensé que ganar el Reina Sofía era casi imposible, había cuarenta y tantos aspirantes y entre ellos poetas de gran categoría.

-De los poetas que integran el palmarés de este premio, ¿de cuáles se siente más cerca estéticamente?

-Formé parte del jurado del premio en sus primeros años, en los que ganaron Gonzalo Rojas, Pere Gimferrer, Claudio Rodríguez... Me siento unido a Gimferrer por esa cercanía que ha habido siempre entre los novísimos y Cántico. Y al poeta antequerano José Antonio Muñoz Rojas, al que venero.

-¿Este premio supone un paso más en el proceso de revalorización histórica del grupo Cántico?

-El premio Príncipe de Asturias ya fue un paso importante, pero realmente desde los años 70 se viene hablando del legado de Cántico. Es un proceso aceptado e imparable. Lo más triste de todo es que ya sólo quedo yo, junto a Ginés Liébana, para disfrutar de estos honores.

-¿Qué le aporta la poesía en este momento de su vida?

-Es una compañera fiel que tiene algo de amiga y algo de amante. Una compañera que me proporciona algunos malos ratos, otros buenos y de vez en cuando uno magnífico, como el de hoy. Momentos que borran otros que no fueron tan dulces. La poesía, como toda tarea humana, genera momentos bellos y sinsabores.

-Visor acaba de reeditar, actualizada con la incorporación de Los campos Elíseos, su obra completa. ¿Ha revisado los viejos poemas? ¿Ha cambiado algo?

-No. La obra contiene todos mis poemarios desde Rumor oculto, de 1946. El 2 de mayo que ahora conmemoramos queda cerca de este periodo... -risas-.

-¿Qué siente, qué piensa al leer ahora sus primeros poemas publicados?

-Siento ternura y un poco de compasión por aquel poeta joven que se debatía entre tantas dudas en aquellos años tristes, terribles, los años oscuros de la posguerra española. Hay poemas de Rumor oculto que son anteriores al 46, de comienzos de los 40.

-¿Leeremos pronto un nuevo libro suyo de poemas inéditos?

-La poesía nunca abandona al poeta, siempre ronda, ofrece cosas, da y quita. Sigo escribiendo, con la lentitud propia en mí. Pero creo que no pasarán otros 15 años -los que median entre Fieles guirnaldas fugitivas y Los campos Elíseos- hasta que publique mi próximo libro, entre otras cosas porque no creo que me diera tiempo.

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