Cultura

Una pintura abierta a todas las direcciones

Aurelio Argüez es uno de esos artistas jóvenes que tienes la seguridad de que la confianza depositada en su obra es todo un aval de futuro. O dicho de otro modo, es un artista autor de una obra de total confianza. Lo llevamos sabiendo desde que lo conocimos hace unos años. Macarena Alés su valedora más importante también lo tenía muy claro y mucho me habló de este artista y de su trabajo lleno de expectativas. Quería verlo en Jerez y en un espacio de máxima seguridad museológica. El Callejón de los Bolos era el lugar escogido para que su obra desencadenara toda su fortaleza plástica y estética.

A Yeyo - Aurelio Argüez - lo conoce el mundo del mundo del arte por ser el pintor de los círculos que enmascaraba una realidad perfectísimamente acondicionada en fondo y forma. Ahora, su nuevo estamento pictórico mantiene las interesantes constantes que se encerraban tras la trama circular pero marcando unas distancias con mayor calado conceptual. Se trata de un paisaje inmediato, cercano, el que sufrimos, consumimos y por el que conducimos. Un paisaje de carreteras, de autopistas, de escasa naturaleza, fugaz, frío y poco agradecido. Un paisaje vacío de referencias humanas, lo que aumenta su aparatosa soledad y suscribe la impersonalidad de una existencia vacía y poco edificante.

La exposición se ajusta a la referencia visual de la carretera, juega con su concepto y desarrolla una teoría plástica donde la realidad va depurando sus concretos elementos visuales hasta generar poderosos desenlaces significativos: la propia carretera, la soledad manifiesta de la misma, el misterio envolvente de la negrura de un túnel, la contundencia cromática de los conos delimitadores en contraste con la sobriedad propia del asfalto, un paisaje mínimo que trasciende como mero elemento escénico y toda una galería de circunstancias que inciden poderosamente en una realidad que va mucho más allá que la imagen que la ilustra.

La pintura de Aurelio Argüez, sin embargo, nos lleva por las direcciones de un paisaje abierto, a veces de trascripción perfecta, a veces con los poderosos esquemas de la expresión plástica llevada a su máximo sentido, a veces, minimizando la realidad hasta meros puntos de luz, a veces representando espacios que diluyen sus fronteras concretas; y todo desde un abanico amplio de situaciones artísticas, plásticas y estéticas, materializadas desde la utilización de nuevos materiales -madera, aluminio e, incluso, una incursión en las nuevas tecnologías, a través de un vídeo que esclarece la realidad conceptual que sustenta su ideario creativo-, lo que permite ensanchar los horizontes de una figuración de muy amplio espectro, de muy dispar naturaleza significativa y dejando claro que su trabajo asume las direcciones de un arte sin fronteras y con todos los argumentos de un compromiso muy bien dirigido.

¡Aurelio Argüez crea una pintura que suscita una especial emoción. La visión de algo cercano, lo real presentado sin afeites desvirtuantes, el sutil registro de una representación felizmente interpretada, hace que su obra plantee un primer impacto visual, que el espectador quede convencido sin revés alguno y que, a continuación, se predisponga para captar esos matices que se desprende de una obra que conjuga a la perfección continente y contenido, y donde la forma plástica, soberbiamente dispuesta, abre las perspectivas de una mayor intencionalidad conceptual y de un máximo postulado plástico.

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