Cultura

El paisaje de la Caleta, ayer y hoy

  • Recorrido por la historia y la geomorfología de este emblemático rincón gaditano en el marco de las II Jornadas de Patrimonio Histórico, Cultural y Natural

Recorrer la Caleta en bajamar puede dar mucho de sí cuando sus piedras, rocas, arenas y elementos arquitectónicos se interpretan con los ojos de la historia. Los que proyectan este paisaje de ayer y de hoy. La evolución puramente natural y, sobre todo, la antrópica, en la que la mano del hombre también tomó parte. Es así como Carlos Alonso, técnico del Centro de Arqueología Subacuática, y Javier Benavente, profesor de Dinámica Litoral de la Facultad de Ciencias del Mar, cruzaron sus experiencias en el paseo organizado en el seno de las II Jornadas de Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de la Caleta.

Un paseo corto en extensión, pero largo en historias y anécdotas sobre el pasado y el presente de este emblemático y piropeado paisaje. La zona conocida popularmente como del Canal fue el epicentro de este mano a mano entre expertos, entre la geomorfología y la arqueología y la cultura. Un encuentro donde se lanzaron curiosidades como que la Caleta es un espacio "muy antropizado, que en épocas anteriores sirvió de cantera para construcciones y cuyos arrecifes fueron explotados", explicó Carlos Alonso. Esto provocó con el paso del tiempo el retroceso en las costas.

También arrasaron con los árboles los romanos cuando comenzaron a construir Gadir, por ejemplo "provocando un mayor depósito de sedimentos a la dinámica del litoral", dijo Benavente. Una acción que incrementó notablemente cuando Cádiz comenzó el comercio de ultramar.

Pero no sólo la mano del hombre ha moldeado este idílico rincón, también la naturaleza y los embates del mar, que a un lado del paseo de Vendaval, justo por donde más combate el temporal, provoca por ejemplo que las pozas que se han formado sean más profundas y con una fisionomía más redondeada, "por el movimiento orbital del oleaje", añade Javier Benavente. Precisamente por esto hay una zona con más arena y otra más arrasada, hasta el punto de que las especies marinas y las propias morfologías de las rocas son distintas a uno y otro lado.

Pero para paisaje distinto al que encontramos hoy, el que podía otearse durante la última glaciación, en el Paleolítico, cuando el mar estaba a 110 metros por debajo, comenzando a cientos kilómetros adentro en la costa. También dibujaron en el horizonte de la espléndida tarde noche de ayer la fisionomía de una ciudad que en tiempos pretéritos estuvo recorrida incluso por un cauce fluvial, que pasaba justo por lo que se conoce como el canal Bahía Caleta. A esto se debe la cantidad de cantos rodados que salpican toda la playa. "No es lo típico", insistía Benavente, pues este tipo de piedras son acordes "a la de un depósito fluvial". Así lo mostraron con un canto de cuarzo en mano, "que no es propio de la Cuenca del Guadalete, sino del Valle del Guadalquivir". De esta forma comentaron que "con los cambios dinámicos de bajadas y subidas pudo haber un momento en que el Guadalquivir desembocara en la Bahía de Cádiz, por Sancti Petri". Tanto es así que en la zona del Aculadero, en El Puerto, el "96 por ciento de la industria lítica hallada es tallada en cuarzo", comentaron.

Otra de las grandes curiosidades del recorrido llegó de la mano de la propia historia de la ciudad, de la construcción de su sistema defensivo como consecuencia de los saqueos cuando comenzó la carrera de Indias. Precisamente fruto del asedio de finales del XVI fue el canal que hoy se abre desde la parte del Canal hasta el mar abierto. Un tramo rectilíneo y señalizado con balizas en madera, que mandaron a construir para que fueran a travesadas por las barcazas de cañones que se crearon como parte del sistema cruzado de defensa, pues de lo contrario tenía que bordear la zona de castillos.

Un sistema que se hizo muy potente en época de Carlos III, con grandes arquitectos militares al frente, en el que entró en juego en primer lugar el Castillo de Santa Catalina, que mandó a construir Felipe II por los ataques anglo holandeses. De San Sebastián hay constancia documental de una ermita denominada con el mismo nombre, construida sobre una torre medieval, para posteriormente convertirse en la fortificación que es hoy.

El carácter ritual o de culto de civilizaciones anteriores como los fenicios tampoco pasó por alto. De hecho la Caleta ha sido yacimiento de restos incluso constructivos, así como de elementos rituales asociados al culto de dioses como Tanit o a Cronos. Una de tantas historias de reliquias, arenas, rocas y castillos que dibujan la Caleta de ayer y de hoy.

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