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Cultura

La mujer en el comic

  • La presencia femenina se ha ido haciendo más fuerte con los tiempos

Lo comentaba con mi mujer el otro día, de hecho fue idea suya el tema de este artículo.

Es delicado, y difícil por lo extenso, el hablar de ello sin caer en comentarios machistas ni en problemas con la ley de igualdad, pero bien es cierto que existe una paradoja enorme cuando hablamos de la mujer y el cómic.

La presencia femenina en éste ha estado relegada desde el principio a meras apariciones como elemento de comparsa para el protagonista masculino, aquella frase de "¡Oh, mi héroe!" en boca de Olivia cuando era rescatada por Popeye de los brazos de Brutus sería el ejemplo más simple y directo de su rol en las historias: El de ser un objeto de chantaje por parte del malvado de la aventura y que ha se ser salvada.

O representadas como una femme fatal capaz de engatusar con sus encantos de corte oriental, como en Terry y los Piratas, en papeles extrapolados del cine negro.

Años después, ya entrados en los 60 y con la liberación sexual por medio nos encontramos con heroínas que viven libremente al margen del poder del sexo opuesto o inclusos son éstos los que se ven utilizados como en Valentina o Barbarella.

Pero por supuesto seguían apareciendo en guiones que eran escritos y dibujados por hombres.

Comentábamos entonces si no sería un poco un círculo vicioso, si por lo general las mujeres no leen cómics, las editoriales no se preocupan por ellas y por tanto no se preocupan en publicar títulos enfocados a sus gustos (lo cual ya me parece una discriminación, como en las nostálgicas obras de Esther de Purita campos u otras publicaciones de esa época con argumentos políticamente correctos para su tiempo) sino que por lo general su participación como creadoras se ha visto muy reducida hasta hoy día.

Poco a poco, afortunadamente, la cosa ha ido cambiando y su presencia va consiguiendo hacerse mas fuerte por distintos caminos según el lugar donde se origine.

No sé si el término "dibujanta" está recogido por la academia de la lengua, así que me referiré a ellas como autoras.

En el mercado comercial europeo, tenemos casos puntuales como el de la iraní Marjane Satrapi que ha logrado un éxito internacional sin precedentes con sus álbumes, así como una adaptación en película del más famoso de ellos. Con toda la dificultad que conlleva la educación cultural de sus orígenes.

Aparte de ella su presencia casi se reduce más a ilustradoras (Victoria Francés) que a realizadoras completas en guión y dibujo.

Con el manga es muy diferente, en Japón cada serie tiene un enfoque muy dirigido a un público concreto y ello hace que desde los años sesenta se hayan visto publicadas obras con ventas importantes firmadas por mujeres (el grupo denominado Clamp sería un buen ejemplo de ello), aún siendo su sociedad de tintes menos liberales en ese aspecto.

Ello está haciendo que en nuestro país el público femenino se acerque y se vuelque más en este estilo y este mercado como no había sucedido nunca en nuestra historia del tebeo, fomentando incluso que muchas seguidoras editen sus propias revistas (en muchos casos de manufacturación artesana, lo que sería un fanzine) imitando su grafismo oriental de líneas cinéticas, ojos grandes, temática romántica o parafilias sexuales.

Para los aficionados al cómic emblemático en Estados Unidos, los superhéroes, sólo son conocidos nombres que vienen relacionados con autores de peso a quienes les une alguna relación sentimental. Son varios los casos de esposas o novias que trabajan conjuntamente con estas grandes firmas a nivel de entintado o coloreado, pero siempre a su sombra. Sin embrago las viñetas que vienen auspiciadas por sellos independientes o de editoriales más pequeñas, están consiguiendo que obras de corte más intimista o simplemente con enfoques y protagonismo como no se habían visto hasta ahora tengan su presencia en las librerías de casi todo el mundo.

Y ese es el camino a recorrer, que se disfrute con la lectura independientemente de qué mano ha dirigido el lápiz o escrito la historia para que todos nos acerquemos sin prejuicios a narraciones que de seguro nos sorprenderán por la ausencia de testosterona.

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