-acude a un festival cuyo reclamo es la década de los 80. ¿Cómo lleva estos ejercicios de nostalgia?
-Estoy contento. Hace mucho que no voy por Algeciras y la verdad es que tengo ganas y qué mejor que un buen festival como éste con tan buenos músicos.
-Pero no me ha contestado a lo de la nostalgia.
-Es que no me gusta demasiado llamarle nostalgia, prefiero llamarlo canciones de ayer y siempre.
-¿Su repertorio va a ser puro Tequila?
-Habrá mucho Tequila, claro, porque además voy con mi banda, que es una banda poderosa que garantiza diversión y descompresión, que es algo que Tequila hacía muy bien. Pero aparte de Tequila también habrá alguna versión y aprovecharé para presentar algunas canciones de mi último disco.
-Hace unos años se reunió en una gira con Ariel Roth, el otro Tequila que sigue en la carretera. ¿Cómo fue la cosa?
-Bueno, fue tan bien que aún seguimos. Estamos en una gira paralela a la mía y muy bien, claro, siempre se pasa un buen rato haciendo rocanrol con los colegas de toda la vida. Incluso vamos a sacar una canción nueva. Hacía no sé cuántos años que no sacábamos una canción de Tequila.
-Supongo que será una canción de Tequila de espíritu tequilero.
-Digamos que con el espíritu de Alejo y Ariel siempre pervive, de un modo u otro, el espíritu tequilero.
-Pero aparte de lo tequilero, los viejos rockeros también son intimistas e incluso comprometidos. Hizo usted una canción que adquirió cierta relevancia sobre la violencia de género.
-Para hacer canciones también hay que estar atento a las cosas que pasan, especialmente cuando se trata de asuntos de semejante gravedad.
-Pero en los 80 no había entre los nuevos grupos demasiado compromiso en sus letras, al menos que yo recuerde.
-Algo había, pero quizá no era nuestro papel en ese momento porque, de hecho, eso ya existía y la música de los 80 tenía mucho de estallido juvenil. Pero siempre ha habido en España música comprometida y la canción protesta, de hecho, tuvo un papel fundamental en este país. Cualquiera puede mencionar unos cuantos cantautores a los que ha tarareado. En mi caso yo no es que me sienta como una persona especialmente comprometida; lo estoy lo mismo que cualquier hijo de vecino. Pero hay hechos que te tocan especialmente la fibra y sientes el impulso de decir algo, de no quedarte callado.
-Buena parte de su carrera la ha hecho como productos. Ha estado detrás de discos de La Oreja de Van Gogh o de Sabina. Hace tiempo que no se le ve en esa tarea.
-Lo tengo un poco parado, pero tiene que ver con que tampoco tengo demasiado tiempo y ahora me estoy dedicando a otras cosas. Pero si sale algún proyecto interesante volveré a producir, naturalmente.
-Si sale algo interesante... tal y como está el mundo discográfico no salen muchas cosas interesantes...
-No, tampoco es eso, siempre hay cosas interesantes. Otra cosa es que te llamen. A mí me encanta grabar discos, me gusta el ambiente del estudio y creo que le saco personalmente partido. Pero va por épocas.
-El tiempo pasa. Me decía Loquillo, que es más o menos de su quinta, que a estas edades para subirse a un escenario hay que cuidarse para que no fallen las fuerzas, que lo de sexo drogas y rocanrol cuidado.... ¿Cómo los aguanta usted?
-Pues nuestros conciertos son bastante intensos, no ando mal de forma física. Hombre, no es lo mismo que a los 18 años, pero no le engaño si le digo que los aguanto con bastante entereza. Ya le digo, no soy un chaval, pero todavía damos mucha caña.
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