Cultura

Seis millones de documentos y las puertas del tiempo

  • La gestión del Archivo de Medina Sidonia sólo es posible desde la colaboración

  • Su existencia está vinculada a la voluntad de la anterior duquesa

Luisa Isabel Álvarez de Toledo, junto a varios de los legajos.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo, junto a varios de los legajos. / lamadrid

Durante el juicio por la herencia de Medina Sidonia, Liliane Dahlmann aportaba un dato que medía la magnitud del valor patrimonial de los fondos. Según la presidenta de la Fundación, ni el Palacio Ducal ni el Archivo están asegurados. ¿El motivo? No había manera de pagar las cantidades propuestas desde la aseguradora. "¿De qué me sirve el dinero -reflexionaba la anterior duquesa de Medina Sidonia-, si todo esto se quema?".

Todo esto incluía el Palacio Ducal, su mobiliario y piezas de arte, y el Archivo de la Casa de Medina Sidonia. En total, seis millones de documentos, repartidos en 6.317 legajos, que se remontan a los tiempos de Alfonso X. Es la colección documental privada más importante de España y una de las más singulares del mundo. ¿Quiere ver las Capitulaciones de Juana La Loca? ¿Las órdenes de expulsión de los moriscos? Si hay un Ministerio del Tiempo, es este.

Crear una Fundación, afirman, fue un gesto pensado para alejar a sus descendientes

"El Archivo existe -comenta Leoncio Alonso González de Gregorio, el 22 duque de Medina Sidonia- gracias al compromiso de las anteriores generaciones de mi familia". Una vinculación que ha de sentirse como un injerto. Pero el Archivo es hoy el que es muy especialmente gracias al compromiso de su madre, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, que se horrorizó al ver los legajos arramblados en Madrid y los fue trasladando al sur. Desde mitad del siglo pasado, la conservación y clasificación de los fondos, que la Duquesa Roja hizo prácticamente a pulso, son fruto exclusivo de su voluntad. Una labor en la que participó también la presidenta de la Fundación, Liliane Dahlmann, su compañera y colaboradora, y que incluiría la restauración del Palacio de los Guzmanes.

Para el actual duque de Medina Sidonia, rehuir el seguro según el valor incalculable del patrimonio no es más que una "falacia". Los tres hijos de la duquesa sienten como obligación, desde luego, defender cualquier menoscabo a su herencia. En el caso del principal heredero, a esto se une una consciencia y responsabilidad ante el legado, así como una "especial sensibilidad al respecto" -Leoncio Alonso es historiador de formación, especializado en la Armada Invencible-.

Llama la atención la distancia que han mantenido los hijos de la duquesa en la gestión de semejante legado. La Duquesa Roja temía, dicen, que los fondos se disgregaran, que se privatizaran. ¿Es esto cierto? ¿Era celo exagerado? La verdad es que carácter y circunstancias -exilio de por medio- contribuyeron a que la relación entre madre e hijos, que nunca fue muy cercana, terminara enfriándose. La creación de la Fundación Casa Medina Sidonia, afirman, fue una reacción de la duquesa ante un pleito de sus hijos sobre la herencia de la abuela materna. Sólo el mayor, Leoncio Alonso, tenía cargo de vocal en el Patronato de la Fundación Medina Sidonia. Un cargo que terminaría dejando de lado debido al desinterés y "trato vejatorio" que recibía.

Quienes gusten de lo tremendo, o crean en una especie de destino poético, pueden pensar que Guzmán el Bueno quería la plaza de Tarifa. Era su causa. Luisa Isabel Álvarez de Toledo también entendió como su causa la defensa de algo tan frágil como un montón de papeles, un bosque de documentos amarillentos que son, en realidad, agujeros de gusano, puertas del tiempo. Cómo cuidar de algo tan endeble. Es una tarea fagocitadora. La creación de una Fundación fue un gesto pensado para proteger el legado y también -afirman sus hijos-, para tratar de alejar de él a sus descendientes.

En la causa celebrada en 2015, los hijos de la duquesa reclamaban como parte de su herencia bienes donados a la Fundación Medina Sidonia. El magistrado consideró que, en efecto, se habían lesionado los derechos a la herencia legítima, al haberse realizado donaciones por encima del límite legal respecto al conjunto patrimonial. Leoncio Alonso, Pilar y Gabriel se personaron de maneran individual ante los tribunales. La sentencia declaraba la "inoficiosidad" de la Fundación y que la entidad debía resarcir las "lesiones legitimarias causadas a los hijos de la duquesa", que debían "reintegrarse en dinero en las siguientes cantidades: 16.149. 451 euros y a Pilar y Gabriel González de Gregorio 5.088. 045 euros cada uno". En el montante total de la deuda de la Fundación, que asciende a unos 33 millones de euros, se incluyen seis millones que pertenecen a Liliane Dahlmann, en su condición de viuda.

Como era de esperar, las partes implicadas -los tres hijos de la duquesa, su viuda y la Junta- presentaron recursos de apelación a la sentencia que hoy se llevan a vista en la Audiencia Provincial.

"No envidio al juez de este caso", decía una de las albaceas. En el proceso, más allá de lo pecuniario, se dirimen cuestiones como ponerle cifras y nombres a un valor tan incalculable que supera la voluntad de uno, de dos, de tres; que sólo puede gestionarse uniendo fuerzas.

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