El de La imagen reflejada ha sido uno de los circuitos más exitosos de los organizados desde el Gabinete Pedagógico de Bellas Artes. Más de dos mil personas son las que -en un primer cálculo- solicitaron formar parte de las visitas didácticas realizadas en torno a la exposición. Unas citas que tenían lugar de martes a viernes bajo la guía de dos licenciadas en Historia del Arte y en los que se resaltaban las piezas más significativas de la colección. Los organizadores destacan la alta participación de centros escolares -en el mes de enero no ha habido un solo hueco libre- y la implicación de grupos de la tercera edad, ya fuera desde las aulas de la Universidad para Mayores o a través de asociaciones de vecinos.
"El arte es, ante todo, una vivencia -explica Miguel Ángel Valencia, coordinador del Gabinete Pedagógico-. No hay mejor forma de captarlo que en su propio espacio. Tienes que dejar que te provoque sensaciones y te envuelva... se tiene que experimentar directamente".
"En clase, los alumnos pueden aprender un dato -continúa-. Pero está claro que la auténtica asimilación pasa por el contacto directo".
Bajo esta premisa, las visitas escolares se prepararon con especial mimo. Al principio, se organizaron recorridos destinados exclusivamente a los profesores. Para ello, los centros que lo solicitaban tenían acceso a un catálogo que se les enviaba gratuitamente por email: "Y, en ocasiones, eran los propios profesores los que se encargan de organizar el recorrido", apunta Miguel Ángel Valencia.
Así, los estudiantes de 3º y 4º de ESO que acudieron a ver La imagen reflejada venían con la tarea hecha: "Además, la posibilidad de que el profesor fuera dirigiendo la visita permitía adaptar el recorrido y los comentarios al nivel que tuvieran los alumnos", explica el coordinador.
Una actividad intensiva, con grupos que oscilaban de los veinte a los veinticinco alumnos: "El resultado -apunta Valencia- es que han pasado por La imagen reflejada casi todos los centros de la ciudad".
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