Un soneto y cinco cartas de ilustres coetáneos del poeta Claudio Rodríguez componen el material inédito presente en el número 16 de la revista Campo de Agramante, la publicación de la Fundación Caballero Bonald de carácter semestral que, bajo la dirección de Jesús Fernández Palacios, aporta también un profundo estudio sobre la figura de uno de los poetas más representativos de la llamada Generación del 50.

Este nuevo número de Campo de Agramante, que fue presentado oficialmente durante el último congreso Caballero Bonald celebrado en Jerez, indaga en la figura literaria de Claudio Rodríguez (Zamora, 1934 - Madrid, 1999) de la mano de un grupo de especialistas en su obra y en su generación, con un prólogo de José Manuel Caballero Bonald en el que el poeta jerezano relata, bajo el título Memoria de Claudio, cómo vino a conocer al poeta castellano y a su obra.

Este prólogo sirve de marco a los textos que firman Jorge Rodríguez Padrón, Luis Ramos de la Torre, Tomás Sánchez Santiago, Ángel L. Prieto de Paula, Natalia Carbajosa, Juan Manuel Rodríguez Tobal, Michel Mudrovic, Juan José Lanz y Jesús Hernández, que se intercalan en la revista con fotografías que reflejan varias etapas de la vida del poeta y con las ilustraciones del jerezano Federico López.

Junto a todos estos artículos, la revista reserva un hueco de honor para el propio Claudio Rodríguez y para sus relaciones con otros escritores de su generación. Así, Campo de Agramante publica el soneto Voz de palma, unos versos inéditos escritos por Claudio Rodríguez en torno a 1957, dedicados a su futura esposa, entonces novia, Clara Miranda, y que ella misma ha cedido a la publicación de la Fundación Bonald. También se incluye un fragmento del discurso que el poeta leyó en 1993 cuando recibió el Premio de Poesía Reina Sofía.

Y cinco espléndidas cartas que Claudio Rodríguez recibió de otras tantas figuras literarias de su época y que hasta ahora tampoco habían visto la luz. Se trata de epístolas firmadas por Jaime Gil de Biedma, Carlos Bousoño, José Ángel Valente, José María Castellet y Francisco Brines, cinco autores que intercambian con Rodríguez jugosos comentarios sobre la actualidad literaria de la época, los proyectos editoriales o, simplemente, sobre la amistad que les unía.

El director de la publicación, Jesús Fernández Palacios, que conoció a Claudio Rodríguez cuando intervino en una lectura poética en Cádiz en 1982, afirma que la poesía "para Claudio era sobre todo canto, un producto de la reflexión y, al mismo tiempo, una técnica". Y recuerda Fernández Palacios las palabras que el propio poeta le dijo sobre este punto: "No se trata, claro está, de la técnica que aplica un ingeniero o un arquitecto, sino de la técnica del lenguaje, que es preciso conocer, como hay que conocer el ritmo o la sintaxis. Yo pienso que es fundamental. Por eso creo que es una de las limitaciones que tienen los poetas más jóvenes, que no conocen bien lo que se puede escribir. Escribir no es tan sencillo".

Fernández Palacios prepara ya el próximo número de Campo de Agramante, otro monográfico dedicado esta vez a José Ángel Valente, y recuerda el objetivo de la publicación, que no es otro que el de fomentar el estudio de la obra del Grupo del 50, aquellos que homenajearon a Machado en plena dictadura franquista viajando a Colliure, y también de la Generación del 50, de los poetas y de todos los creadores artísticos de la narrativa, el ensayo, el teatro, el cine, la pintura o la música de la época. Fernández Palacios está convencido de la validez del proyecto y de la seriedad y el rigor que alumbra a la Fundación Bonald, que cobija la publicación: "Aspiramos a que se respete la continuidad de la revista y de la fundación, que hace una labor extraordinaria, una fundación modélica. Es importante que se valore el trabajo de esta revista, como el mundo de las letras valora una publicación que es de obligada referencia para muchos especialistas".