Adiós a la Magdalena de Artemisia Gentileschi, al cáliz de coral del monasterio sevillano de San José, al crucificado jansenista de marfil... Nada volverá a ser lo mismo en la ciudad cuando esta noche cierre sus puertas La imagen reflejada. Y el motivo es que la exposición de la Catedral Vieja ha mostrado la riqueza inigualable del patrimonio barroco gaditano en un escenario redescubierto tras las obras de reforma por locales y foráneos hasta superar todas las previsiones de público. La muestra se clausurará con más de 48.000 visitas. Anoche la lista sumaba 46.912 espectadores y para hoy se espera una media similar a las 1.000 personas de los días de mayor afluencia (todos los sábados y domingos, así como la primera y última semana).

La imagen reflejada forma parte del proyecto más ambicioso, en cifras, de la consejería de Cultura en 2007: Andalucía Barroca. El gobierno autónomo dedicó más de 25 millones de euros a esta iniciativa de protección y puesta en valor del patrimonio histórico. Aunque en la capital gaditana la asignación se ha distribuido en actuaciones muy diversas de restauración, exposición y divulgación -como la reforma del órgano y el altar mayor de la parroquia de San Lorenzo- la apuesta que más ha brillado ha sido La imagen reflejada, que ha mostrado sin ambages las artes, el lujo y la devoción de una nueva sociedad que tomó a Europa como modelo.

Para acoger la exposición, la Junta invirtió en la restauración de la Catedral Vieja 2,2 millones de euros. Las intervenciones han sido decisivas en la Torre del Sagrario y la cripta (que muchos gaditanos recuerdan aún como un osario), así como en el retablo mayor, el retablo relieve de la Capilla Sacramental, el de San Antonio y la Capilla de los Genoveses, intervención cofinanciada con el Obispado de Cádiz y Ceuta.

Con los datos empíricos de que se dispone, La imagen reflejada sería la muestra más vista de Andalucía Barroca si descontamos Antigüedad y Excelencias, donde no es posible discriminar el número exacto de visitantes pues la entrada incluía el acceso a la colección permanente de la sede, el Museo de Bellas Artes sevillano.

Pero más que las cifras, insisten sus comisarios, los historiadores Fernando Pérez Mulet y Luis Martínez Montiel, "lo que nos alegra es comprobar que ha interesado la relación que las 120 piezas seleccionadas mantienen con esta ciudad, que llegó a acoger las primeras firmas y escuelas artísticas del mundo occidental en la Edad Moderna. Y que la cita ha puesto de relieve el atractivo de Cádiz y su Catedral Vieja, un edificio que había sufrido un gran abandono y que casi nadie conocía íntegro".

Concluye la muestra pero sus aportaciones científicas permanecerán en el catálogo, la única ausencia a lamentar en esta jornada de clausura. Este valioso documento, "cuyos contenidos estaban listos desde febrero del año pasado y no ha visto la luz por problemas de imprenta", lamenta Martínez Montiel, saldrá a la venta en las próximas semanas con ensayos de especialistas como Javier Portús, Miguel Morán, Pilar Benito, Mercedes Fernández, Fausta Franchini o los propios comisarios, que aprovechan para homenajear al historiador Antonio García-Baquero, "cuya valiosa firma estaba comprometida cuando sobrevino su muerte". El libro incluye fichas de cada pieza comentadas por especialistas como Lorenzo Alonso de la Sierra.

Puestos a soñar, el otro gran legado de La imagen reflejada sería que alguna de las piezas procedentes de colecciones privadas fuera donada al patrimonio y engrosara los fondos del Museo de Cádiz o del Obispado. "Cualquier obra -un lienzo, un instrumento musical, un objeto suntuario...- sería una bendición porque todas las piezas que integran esta muestra son maravillosas", reconocía ayer el director del Museo, Juan Alonso de la Sierra.

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