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Cultura

El hombre que pintó las líneas del arte contemporáneo

  • El Museo Reina Sofía de Madrid acoge, hasta el 16 de febrero, la muestra 'La invención del siglo XX. Carl Einstein y Las Vanguardias', sobre el crítico alemán

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En pocas ocasiones resulta tan esencial partir de un contexto como en el arte moderno. No se puede entender del todo a Grosz o a Klee o a Miró sin saber en qué arenas jugaban. El arte de las vanguardias -aplicado el término a todo aquel que se produjo hasta bien mediado el XX- va ligado con trazo fuerte a la convulsa historia del siglo. El simbolismo y lo onírico se hicieron populares a partir del 1900, ayudados por el cine incipiente, la primera ciencia ficción y las nebulosas teorías de Freud y Jung. Sin ellos, no hay manera de aproximarse con buenas intenciones a Dalí o a Miró. Por ejemplo. O la violencia implícita en los dibujos de Beckmann y Grosz, esos dibujos que son historias y que reflejan, como nada, mejor que nadie, la angustia asfixiante de una sociedad que se cree avanzada y que sigue, sin embargo, disfrutando de abusos de poder de toda índole -en prostíbulos, en fábricas, en la calle, en el interior de las casas-. O hasta qué punto puede servirse la visión desestructurada de Picasso para expresar la agonía, lo erróneo, o justo lo contrario, el orden puro.

Eso aprendemos, que no es poco, andando entre las más de 150 obras (120 pinturas, unas 35 esculturas), que integran la muestra La invención del siglo XX. Carl Einstein y las vanguardias, que se puede ver en el Museo Reina Sofía de Madrid hasta el próximo 16 de febrero. La exposición convoca a los nombres indispensables de la revolución artística del XX -entre ellos, Juan Gris, Pablo Picasso, Beckmann, Joan Miró, Léger, Dalí o Paul Klee-, todos ellos, bajo la mirada del historiador Carl Einstein (1885-1940).

Pensador y crítico de arte (sobrino del Einstein más famoso), el alemán fue uno de los encargados de introducir en Occidente el arte africano, al que dedicó el libro Negerplastik. Defensor de gran parte de las vanguardias, Carl Einstein se encargó de ir estructurando y deglutiendo la eclosión artística que, a su alrededor, intentaba explicar el mundo.

El comisario de la exposición, Uwe Fleckner, subrayó en la inauguración de la muestra que Carl Einstein "se atrevió a inventar un modelo teórico e intelectual sobre cómo pensaba que se iba a desarrollar el arte del siglo XX". Y no erró mucho.

Con el arte africano como punto de partida, La invención del siglo XX repasa el trabajo intelectual desarrollado por el historiador, y lo ilustra con piezas firmadas por los artistas más importantes de la época, con los que él trabajó. Esta estrecha relación con muchos de ellos incendió, en gran parte, su activismo político. Einstein participó de lleno en nuestra Guerra Civil -perteneció a la Columna Durruti, cuyo emotivo funeral en Barcelona es proyectado también en una de las salas del Museo-. Al terminar la contienda española, Carl Einstein fue acogido en un campo de refugiados francés. Se suicidaría cerca de la frontera, muy poco después, decepcionado ante el avance de las tropas nazis.

Einstein fue incapaz -como tantos otros, como Stefan Zweig y su esposa o, en el polo opuesto del espectro, como la ponzoñosa señora Goebbels- de soportar la idea de vivir en el mundo que se avecinaba. Un mundo cuyas pesadillas eran narradas por los hombres a los que él dio sentido.

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