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Cultura

"El arte gótico fue una impresionante puesta en escena de la Iglesia"

  • Jesús Maeso recrea el mundo de las Cruzadas en su nueva obra, 'El lazo púrpura de Jerusalén'· La novela, editada por Grijalbo-Mondadori, estará en las librerías a partir del próximo mes de abril

El inicio de toda historia le permite al escritor un goce extraño y suave, de dios supremo. Los personajes -sus personajes- que hasta ese momento dormían en un feliz limbo, despiertan de repente a una realidad perturbadora. Han de hacer frente a un reto. El creador les coloca ante un dilema, una acusación injusta, una tragedia, una pasión inconveniente.

Toda historia, si es buena historia, ha de empezar con un problema. Con siete novelas publicadas, Jesús Maeso (Úbeda, 1949) es muy consciente de ello. El protagonista de su nueva aventura, El lazo púrpura de Jerusalén comienza su recorrido acusado de asesinato, de espiar para Saladino y de robar documentos en el Temple londinense: "Brian de Lasterra viajará entonces a Tierra Santa -continúa su creador- y conocerá los entresijos de la orden templaria".

A él se unirán, en su periplo por el Mediterráneo medieval, un caballero templario, una astróloga musulmana y un druso. Todos ellos compartirán andanzas en la que Maeso describe como "una novela sobre el poder".

El lazo púrpura de Jerusalén ilustra la lucha entre la Iglesia y el Islam y el enfrentamiento entre los Caballeros Templarios y los Hospitalarios. Aparece también la secta de los hahshashim, los famosos 'asesinos de Alamut', "que en realidad -señala Maeso- eran comedores de hachís y han pasado a la Historia con una mala traducción. De los hahshashim tomaron los Templarios muchas cosas de su uniforme: la forma del hábito, el color blanco, el ceñidor rojo... Es muy interesante descubrir que deseaban convertirse al cristianismo y los Templarios lo impidieron".

"En la Edad Media -explica Jesús Maeso- Iglesia e Islam idearon maneras de visualizar y mantener el poder. La entrada en Tierra Santa, la toma de contacto con el arte musulmán, fue lo que hizo despertar al arte gótico. El gótico fue una impresionante puesta en escena de la Iglesia. La hermandad de la Fede Santa, muy relacionada con el Temple, era la encargada de guardar los secretos de su arquitectura... y estaban también los cagots, leprosos franceses que ayudaban a los Templarios a acometer sus grandes obras".

"Y, además de esa puesta en escena -prosigue el novelista- estaba el corpus teórico, esa promesa de Paraíso Terrenal para todo aquel que combatiera en Tierra Santa, axioma idéntico al sostenido por el Islam".

El desarrollo de El lazo púrpura... surgió, según comenta Jesús Maeso, como una "reflexión" en torno a la idea de Alianza de Civilizaciones "cuando, precisamente, en la Edad Media, lo que se pretendía era una Aniquilación de Civilizaciones. La unión de civilizaciones no fue posible entonces y, seguramente, tampoco lo será ahora. Al menos, mientras lo religioso siga rigiendo preceptos legales".

Con esta obra, Maeso pretende romper con algunos clichés establecidos. Por ejemplo, la sacralidad de los cruzados. O el hecho de que España nunca participara en la las Cruzadas de Oriente -la Orden de Montegaudio sí luchó en Tierra Santa- o el carácter de personajes como el rey Balduino o Saladino.

"La leyes de Francia -apunta Jesús Maeso sobre el primero- prohibían gobernar a un monarca enfermo de lepra. Pero las facultades de Balduino eran tales que la nobleza de Palestina lo convirtió en rey aunque, por supuesto, murió joven, con 34 años. Saladino no era noble de linaje, pero sí de condición. Devolvió al Islam la confianza en la victoria y demostró ser un personaje magnánimo: perdonó a muchos de sus enemigos, entre ellos, a Ricardo Corazón de León".

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