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Cultura

"Todos somos genios de pequeños, luego nos vamos estropeando"

-La pregunta eterna es si el talento nace o se hace...

-Ambos cosas, pero más la segunda. Cualquier niño sano nace con una capacidad de aprendizaje y mejora. Nuestra principal responsabilidad está en que él llegue a descubrir su propio potencial y que sepa desarrollarlo.

-¿Hay que ser ambicioso a la hora de educar?

-Hay que tener grandes expectativas. Cada niño es, literalmente, un milagro en su capacidad de sorpresa. De pequeños, todos somos geniales y nos vamos estropeando. Una de las tareas fundamentales es tratar de fijar el nivel óptimo de exigencia para cada alumno: si es demasiado bajo no se va a motivar, si es demasiado alto, va a sentir que vive en un fracaso continuado. Hay alumnos, por ejemplo, que te responden muy bien bajo presión y otros a los que la presión los desborda, con lo que habrá alumnos que en los exámenes den lo mejor de sí mismos y otros para los que sea un escollo.

-Que se haya perdido el valor del esfuerzo es la queja general del sistema educativo...

-Porque vivimos en la sociedad de la facilidad, una sociedad cómoda, con mercado bien abastecido, en la que es fácil cambiar de un deseo a otro... Para colmo, en casi todo el mundo mediterráneo no se ha valorado nunca realmente una verdadera cultura del esfuerzo, que siempre hemos asociado además a las culturas nórdicas y que, para colmo, ha estado siempre menospreciada...

-Sí: vida sufriente, calvinista...

-Claro, nosotros decimos: 'Sólo aquí sabemos disfrutar de la vida'. Habría que encontrar una forma de combinar ambas cosas, y no lo estamos haciendo bien. En el día a día, manejamos preceptos de educación permisiva, cuando si perdemos el sentido del esfuerzo, lo que estamos haciendo es desarrollar una alta intolerancia a la frustración. Creamos generaciones muy frágiles, lo que es peor para ellos.

-Bueno, todo es más tarde ahora: nos independizamos más tarde, tenemos niños más tarde, vivimos más... Tal vez eso influya.

-Sí, es un ejemplo de cómo las circunstancias positivas -la bonanza, mayor esperanza de vida-, pueden generar efectos negativos. En España, la estructura familiar funciona estupendamente: tan estupendamente que se ha alargado muchísimo la marcha de los hijos. El entendimiento y la capacidad de sacrificio familiar facilita que no se vayan hasta los treinta años.

-La situación que solemos pintar respecto a la juventud es desoladora, pero sé que puede decirme cosas buenas.

-Es cierto que nos hemos intoxicado de comodidad, pero la imagen del joven que transmiten los medios es completamente falsa. Sólo el 8% de los adolescentes son realmente conflictivos. El 25% lo conforma una juventud excepcional, animosa, preparada, esforzada y trabajadora. El problema es que el resto es una masa muy amorfa, con gran facilidad para mejorar o para empeorarse. Y, ¿por qué es esto? Pues porque lo que no hemos conseguido vertebrar es su capacidad de decisión.

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