Cultura

Un espíritu burlón

Aunque el Cádiz se jugaba el ascenso el domingo -hubo quien extendió en un palco una bufanda del submarino amarillo, retirada no sabemos si por motu propio o por órdenes de alguien-, el Falla se llenó para ver a Paco León. Curiosamente, competía consigo mismo, pues esa noche se emite la serie que le ha dado la fama. El público estaba de antemano entregado, pues ya había ambiente de juerga en algunos sectores del teatro previo a la representación.

En algunas ocasiones el autor de estas líneas ha manifestado cómo estrellas televisivas se están apoderando de los escenarios. En el caso del sevillano Paco León, su vuelta a las tablas es un acto de justicia poética. Antes de que la tele lo lanzase a su siempre engañoso oropel, León chupó mucho escenario y mucha alternatividad en su ciudad natal, donde demostró su gran talento. Los programas de humor y las teleseries lo han confirmado, pero también conlleva su riesgo. Convertir a un actor en un icono y no dejar que evolucione, fosilizándolo en un determinado personaje que es el que el público demanda.

Visto lo visto en el Falla, Paco León tiene recursos para dar y tomar y para poder hacer lo que quiera en el futuro. Él está muy por encima de un texto bastante errático, lleno de fantasmas que vemos y no vemos y con grandes problemas. No se entiende muy bien la presencia del primer espíritu de la función, del que tampoco costaba nada corporeizarlo en un actor, ni el confuso juego que da en escena. Además, el tono de la obra báscula entre el drama y la comedia sin quedarse con ninguna carta, lo que daña el espectáculo, cuyo final más bien es brusco. Pero León controla todos estos hándicaps con su interpretación donde vemos al Luismi de Aida, pero también más recursos tanto cómicos como dramáticos que pueden darle mucho juego en su carrera futura. Si la trampa de la televisión le deja desarrollarse, claro está. También ¿Estas ahí? se halla hecha para su lucimiento, no en vano tiene un tercio de la obra para él solo y su compañera de reparto, Maripaz Sayago, no tiene las oportunidades de lucirse que tiene León. Así la visión de la obra es ambivalente. Es un texto fallido y demasiado orientado para su estrella principal, incluyendo una ambientación y vestuario -jaleado semistreptease incluido- que recuerda al mundo urbano de la serie que lo ha lanzado a la fama. Pero el talento del actor sevillano cumple más que con creces y justificó el visionado de la obra.

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