Cultura

El drama turco 'Miel' gana el Oso de Oro de la Berlinale

  • Roman Polanski se hace con el Oso de Plata al mejor director por 'The Ghost Writer', mientras que la rumana 'Si quiero silbar, silbo' conquista el Gran Premio del Jurado

La película turca Miel (Bal), de Semith Kaplanoglu, ganó ayer el Oso de Oro de la 60 Berlinale, que dio el Oso de Plata al mejor director a Roman Polanski, por The Ghost Writer, ausente de la ceremonia y del festival al estar bajo arresto domiciliario en Suiza.

Polanski, cuya inclusión a competición fue interpretada como un gesto hacia el colega en dificultades por sus cuentas pendientes con la justicia de EEUU, obtuvo el galardón por su film sobre el "negro" Ewan McGregor, que escribe las memorias del ex premier británico y descubre una trama sobre los secuestros de la CIA en Irak.

Miel, tercer filme del mencionado director turco sobre Anatolia, es una película poética, hecha de silencios, sobre un niño que sólo habla con fluidez a susurros con su padre, que un buen día queda suspendido de la rama de un árbol, en un bosque, cuando va a recoger la miel de sus colmenas.

El jurado de la Berlinale, presidido por Werner Herzog, se volcó asimismo hacia la película del joven realizador rumano Florian Serban Eu cand vreau sa fluier (If I want to whistle, I whistle), que se llevó el Gran Premio Especial y además el Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival.

El Oso de Plata a la mejor actriz fue para la japonesa Shinobu Terajima, por su desgarradora interpretación en el durísimo film Caterpillar, de Koji Wakamatsu, en el papel de la abnegada esposa de un soldado japonés que regresa de la guerra.

La Plata al mejor Actor fue, compartida, para el dúo de actores formado por Grigoru Dobrygin y Sergei Puskepalis, por su trabajo en Kak ya Provel etim letom (How I ended this Summer), la película de Alexei Popogrebsky que discurre en el círculo polar ártico y se basa exclusivamente en el papel de esos dos protagonistas.

El filme ruso, primero en años procedente de ese país a concurso en la Berlinale, ganó asimismo otra Plata a la mejor contribución artística por el trabajo de su cámara, Pavel Kostomarov.

Fuera del caso de Polanski, el palmarés del festival berlinés se fue así casi íntegramente a cinematografías lejanas y dejó de vacío a los títulos procedentes del "corazón europeo" y EEUU.

El cine anfitrión sólo rozó el Oro, por su carácter de co-productor de Bal.

Fue una ceremonia sobria, más incluso de lo que suele ser de por sí la gala de clausura de la Berlinale, tras una edición de cumpleaños que quedó empañada por la parca presencia de grandes astros, ya que el máximo representante llegado de Hollywood, Leonardo DiCaprio, acudía además con una película fuera de concurso, Shutter Island, de Martin Scorsese.

El punto máximo no fue, sin embargo, ninguna estrella o película actual, sino la proyección del mítico Metrópolis de Fritz Lang ante la Puerta de Brandeburgo, a varios grados bajo cero y en versión restaurada a partir de una copia de 1927, casi íntegra, hallada dos años atrás en el Museo del Cine de Buenos Aires.

La 60 Berlinale homenajeó, además, con sendos Osos de Oro de Honor, a una de las divas más internacionales del cine alemán, Hanna Schygulla y al guionista Wolfgang Kohlhaase, autor histórico desde tiempos de la extinta Alemania comunista y aún en activo.

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