Cultura

La guerra y sus desastres, según la visión del reportero gráfico Goya

  • El Museo Provincial de Cádiz acoge hasta el 26 de febrero una exposición con 80 espléndidos grabados en los que el pintor aragonés retrata con realismo y crudeza los sucesos del Sitio de Zaragoza.

Goya era sordo, aunque no ciego. Testigo privilegiado de su época, el convulso arranque del siglo XIX, el pintor aragonés supo imprimir en el papel aquellos desastres que antes grabó en su memoria cuando fue llevado por el general Palafox a los Sitios de Zaragoza para que comprobara por sí mismo las nefastas consecuencias de la guerra. De aquella labor de enviado especial nació una serie de grabados que Francisco de Goya tituló Los desastres de la guerra y que desde ayer se pueden contemplar en el Museo Provincial de Cádiz con un subtítulo interesante: Goya, primer reportero gráfico.

Hasta el 26 de febrero permanecerá esta muestra en el patio del museo de la plaza de Mina. Comisariada por Marisa Oropesa, experta en arte y en particular en los grabados de Goya, la exposición está integrada por 80 cuadros que llegan a Cádiz procedentes de un coleccionista particular y gracias a las gestiones de la propia comisaria, según explicó ayer en rueda de prensa Miguel Castellano, director general de Museos y Promoción del Arte de la Junta de Andalucía, que presentó la muestra acompañado de la delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, y del director del Museo gaditano, Juan Alonso de la Sierra.

Los grabados de Goya ya pudieron verse en Cádiz hace dos décadas. Fue en mayo de 1991, cuando la colección de la Fundación March, compuesta por 222 obras, sirvió para la inauguración del Centro Cultural El Palillero.

La exposición actual es más modesta en número de grabados, 80, pero sus imágenes poseen un dramatismo conmovedor, una fuerza expresiva que convierten efectivamente a su autor en un auténtico reportero gráfico del siglo XIX, y que traslada al espectador a un escenario tan real como truculento. Goya, que no deja indiferente, graba con indiscutible maestría el horror bélico y sus consecuencias: fusilamientos, castraciones, violaciones, asesinatos, linchamientos o robos se muestran en toda su barbarie y se convierten en un testimonio gráfico indispensable que, además, en esta exposición se acompaña de excelentes textos escritos por Marisa Oropesa. En ellos se recuerda el título puesto por Goya a cada grabado y se sitúa la acción en su contexto llamando a la vez la atención sobre los detalles más significativos del dibujo.

Las mujeres tienen un destacado papel en esta serie de grabados de Goya. No solo aparecen como víctimas, sino formando parte de la resistencia, como la imagen de Agustina de Aragón disparando un cañón o de una anciana tratando de apuñalar por la espalda a un soldado francés que viola a una joven. Pero quizás el más conmovedor es el grabado número 50, Madre infeliz!, en el que el cadáver de una mujer es llevado en brazos por tres hombres mientras su pequeña hija rompe a llorar.

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