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Rojo y negro

Lo complejo es bello

  • Impedimenta saca al mercado 'Santuario', de Edith Wharton, una novela hasta ahora inédita en lengua castellana

Edith Wharton era una de esas "otras mujeres". De esas que la sociedad que refleja en sus obras despreciaba por livianas o malvadas, por no ajustarse al modelo establecido. De las que miraban de frente y no con fingida sumisión. De las que reivindicaban con actos los derechos que les eran negados: a disfrutar y a saber. Wharton obtuvo el Premio Pulitzer por La Edad de la Inocencia y fue la primera mujer Honoris Causa en Yale. Se divorció ya con cuarenta años, a causa de las insultantes infidelidades de su marido, y mantuvo relaciones con hombres y mujeres.

La mayor parte de las protagonistas femeninas de sus libros -ladinamente angelicales, virtuosas y prudentes- la hubieran detestado profundamente -aunque no hubiera sido así, por supuesto, con su inolvidable condesa Olenska-.

Santuario (1903) narra la historia de Kate Orme, una joven que descubre, atónita, que su prometido tiene una condición moral más que cuestionable. Pasados los años, cuando Kate Orme sea Kate Peyton, experimentará el temor de que su hijo pueda haber heredado las faltas de las que hizo gala el padre.

La novela -escrita mientras la autora redactaba La casa de la alegría- repasa temas comunes en la narrativa de Wharton, como la conveniencia de vivir de espaldas a las verdades más crueles -y, en la mayor parte de los casos, ocultándolas por todos los medios- o cuál es la calidad moral del ser humano. Muchas de las historias de Edith Wharton inciden en la importancia de aquellas decisiones, tal vez intrascendentes en apariencia, pero que van a determinar qué tipo de personas somos.

El estilo de Wharton, esa especial querencia por los pequeños detalles, también es perfectamente reconocible en estas páginas. Ambientes y objetos son descritos minuciosamente, como trasmisores y símbolos de aquello que palpita y se presiente, pero que suele callarse. pilar vera

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