Crítica de Cine

Las chicas no son tan guerreras

Despedida de solteras + La boda de mi mejor amiga + Resacón en Las Vegas + Este muerto está muy vivo. Esa debe de ser, poco más o menos, la fórmula manejada por los productores y guionistas de esta enésima comedia veraniega de chicas al límite que ha entendido el pseudofeminismo burgués y liberal (sic) como nuevo nicho de mercado para operar una leve variación del modelo heteropatriarcal del humor de colegas y desmadre a la americana. Ya el propio casting responde al carácter híbrido de la propuesta: a saber, aquí está la star Scarlett Johansson en su -poco afortunada- vertiente payasa, pero también Ilana Glazer, nuevo icono del humor femenino de la televisión de pago en una nueva demostración de esa inagotable capacidad del mainstream para fagocitar -y, por supuesto, ablandar- cualquier propuesta alternativa o del orbe indie dispuesta a salirse un poco de la línea de la corrección política. Con todo, Una noche fuera de control funciona como rutinaria máquina de humor explícito, sexual, estupefaciente y chabacano en su reparto de roles (la gorda Jillian Bell, claro está, le roba a sus compañeras todas las escenas), su leve química actoral, su férreo control de guión (con rescate in extremis incluido) y una sucesión de situaciones y gags donde sigue funcionando mucho mejor el viejo slapstick de golpes y caídas que cualquier otra estrategia verbalizada.

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