El cantaor gaditano David Palomar presentó en la sala Central Lechera su primera grabación en tres sesiones consecutivas (la primera de ellas privada). En todas ellas, obtuvo el reconocimiento y satisfacción de cuantos se acercaron a escucharlo: aficionados, amigos, compañeros de profesión… La explicación es bien fácil: Palomar no sólo cantó bien, sino que ofreció un sencillo pero inteligente espectáculo donde cada pieza tenía su orden y su sentido. Frente a un predecible recital de cante, norma habitual en estos casos, el artista, él solito -tan sólo Ana y Alejandra (Chirigóticas) le ayudaron en la puesta en escena- pergeñó un montaje con un guión tan elemental como funcional en el que cada cante y estilo encontró su asiento de forma natural. Consiguió así un espectáculo fluido y dignísimo en el que se sintió a sus anchas y pudo desplegar todo el caudal artístico que atesora. Porque David, realmente, llega a actuar y muestra un gran dominio de unas tablas en las que se mueve con soltura y desparpajo.
Además, cantó mucho, variado y bien. Los pregones y fandangos de Macandé, las alegrías con recuerdo al Niño del Mentidero, la malagueña mellicera, las bulerías rapeadas homenaje a La Paquera, las de Cádiz al golpe y las soleares de El Chozas, el cantaor que se ha convertido en su talismán particular. Una larga serie de cantes en los que tuvo a Rafael Rodríguez -su guitarrista de cabecera con el que se presentó en Córdoba el año pasado- como referente de acompañamiento, pero también dando paso a los muchos compañeros que le arroparon para poner su acento. El Junco, genial en su patá por bulerías; Ricardo Rivera y Keko Baldomero en las guitarras, El Pájaro; Israel Catumba en la percusión y Alejandro Benítez, al bajo; Aley Anabel Rivera y el invitado onubense Víctor en los coros. Ese fue el otro aliciente de estas noches, comprobar la presencia y pujanza de una generación de artistas gaditanos dando calor al compañero en uno de sus momentos más importantes. Artistas que nos podemos encontrar en cualquier escenario de España o del extranjero, pero que tan difícil resulta ver en Cádiz. Y mucho menos en el Falla, el escenario donde tantos los querrían ver.
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