Cultura

Es bueno, es simple

Lleno hasta la bandera el jueves por la noche para disfrutar de unos Sunday Drivers en estado de gracia. Desde el primer tema, Rainbows of colours, encargado también de abrir su último trabajo, hasta el épico cierre con Little heart attacks (Toledo meets Liverpool) el grupo se ocupó de despejar toda duda para que acabáramos concluyendo lo evidente, que su cancionero adquiere en directo toda la pegada de la que, a veces, carece en estudio. A ello contribuye, de manera tan decisiva como palpable, el oficio adquirido por unos músicos que, desde 2004, viven prácticamente en la furgoneta.

De todos modos, lo de este sexteto (corrección hecha) no deja de ser curioso. Porque tampoco es el tipo de grupo que levante pasiones desaforadas en nadie, que conduzca a posiciones extremistas, ya sea en positivo o en negativo. Los toledanos Sunday Drivers se caracterizan, sobre todo, por su equilibrio, por su regularidad, fiabilidad. Y esto, que lleva a sus detractores a calificarlos de simples y ramplones, ellos lo amortiguan con dos armas que se evidencian especialmente en directo: Una, la solidez de una segunda línea de canciones que, indirectamente, dota de mayor credibilidad a sus afiladísimos éxitos. Éstas vienen representadas por temas como Love our love o Sing when you're happy, el cual también sirvió para comprobar cómo el galés Lyndon Parish puede llegar cantar tan bien como Jero. Y dos, un sonido tan pulcro como potente más una justa dosis de épica les proporciona el músculo que se echa en falta en el reproductor del salón de casa.

Sólo un pero, que no tiene que ver con el grupo pero que, necesariamente, le debe quitar espacio en estas líneas. Y es que resulta triste comprobar cómo, también en Cádiz, a poco que tengamos la oportunidad de disfrutar de un grupo de tamaño mediano, en torno a él se reunirán catervas de falsos aficionados a la música, que sólo callarán un momento para llevar a cabo ese ominoso gesto de grabar parte de la actuación en un móvil de última generación. Mientras tanto, uno se preguntará si se han colado o si, aun pagando la entrada, el dinero les importa un pimiento de invernadero.

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