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Cultura

Un baile con tres heridas

  • La Compañía Nacional de Danza ofreció en el Teatro Falla una tríada de coreografías que giraban en torno a los conceptos de vida, erotismo y muerte

Compañía: Cía. Nacional de Danza País: España. Coreografías y dirección artística: Nacho Duato. Bailarines principales: Tamako Akiyama, Luisa Mª Arias, África Guzmán, Ana Mª López, Yolanda Martín, Ana Teresa Gonzaga, Clyde Archer, Gentian Doda, Francisco Lorenzo. Escenografía: Nacho Duato Lugar y día: Gran Teatro Falla, 30 de octubre.

Como el poema de Miguel Hernández, la Compañía Nacional de Danza viene con tres coreografías en torno a tres temas fundamentales: Tánatos y Eros y, por supuesto, vida. La herida de la muerte queda reflejada en una dramática coreografía bajo el título de Kol Nidre, nombre tomado del ceremonial judío y concebido como tiempo de reflexión y perdón. Interpretada en segundo lugar en el espectáculo, muestra una escenografía que evoca trincheras y campos de concentración, a base de sacos apilados y columnas de hierro que sostienen focos. La del amor, o más bien la del erotismo, es Cobalto, representada en tercer lugar, que destaca, en primer lugar, por una banda sonora creada por Pedro Alcalde y Sergio Caballero e interpretada al órgano. Por otro lado, debe mencionarse la ocupación y transformación del espacio, a través de una apropiada iluminación así como el tono onírico e intimista, tanto de la propuesta como de la coreografía. Por último, aunque presentada en primer lugar, merece destacarse, Gnawa, apelativo dado a una serie de cofradías místicas musulmanas que llegan al trance a través de una música característica. Las melodías empleadas, junto con la sugerente iluminación de Nicolás Fischtel, así como los sobrios figurines de L. Devota y M. Lomba -pantalón blanco para ellos y vestidos negros con falda pantalón de cortes desiguales, para ellas- amén de la sensualidad, elegancia y espiritualidad de un coreografía adecuadamente interpretada, convierte a este trabajo en un auténtico canto a la vida con reminiscencias tribales y toques orientales. Lo mejor, como es norma clásica del espectáculo, siempre debe ir al final.

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