Cultura

Soledad, la del Cepillo, rescata los cantes desde sus raíces

  • La cantaora se presenta hoy en el Teatro Pedro Muñoz Seca de El Puerto

Cantes de mi casa. Así titula Soledad, 'la del Cepillo', este recital primero, con el que quiere ofrecer un florilegio de lo mucho que ha recibido de sus tías Jerónima Suárez Jiménez, 'La Momi', y Juana Suárez Herrera, 'La Pijota', que llevaban todo el saber de esa rotunda casa cantaora, rodado por los siglos. También ha contado con el magisterio impagable de su tío José Luis 'Panete', el cantaor de más edad de su familia.

A la familia portuense de los 'del Cepillo' le corre por sus venas las sangres enmarañadas y endogámicas de las estirpes de los Niño, de los Fernández, de los López, los Suárez, los Bermúdez, los La O, los Herrera, los Vargas, los Jiménez, los Ortega, los Campo, los Morón, los Monje, los 'Carandos', los 'Cantorales'... Total, que ahí está lo mejor de la gitanería portuense desde cuatro siglos atrás. Son los mantenedores de una rara tradición, única en todo el mundo hispánico, en la que se llevan la palma los corridos, o romances, de los ciclos del Cid o de Bernardo del Carpio, de todo el ciclo carolingio, o romances sueltos, como Las quejas de Alfonso V ante Nápoles. Conservan un sinfín de canciones que estuvieron vigentes en el siglo XV y en el XVI, a las que el fragmentismo, el olvido y la heterodoxia, poderosos agentes fundadores y forjadores del flamenco, pusieron, con el tiempo, un nuevo cuño. Son portadores, además, de un buen número de siguiriyas y tonás, de soleares, bulerías y tangos que sorprenden por su primitivismo dentro del cante.

Soledad, 'la del Cepillo', que ha adoptado el sobrenombre de su tatarabuela, Soledad La O Bermúdez, 'la del Cepillo'. Comienza su recital por un recorrido por las soleares del gaditano Enrique 'El Mellizo', las del portuense 'Paquirri El Guanté', la de 'los del Cepillo' -soleares corridas y paralelísticas-, para acabar con unas soleares apolás de Enrique Ortega Feria, 'El Gordo'. Soledad cierra la serie con un juguetillo antiguo de la escuela de Sanlúcar, que alude al cantaor 'Perico Frascola', divulgado por Félix Serrano Medrano, 'el de la Culqueja', en los años 1910.

Sigue Soledad con las gilianas, enigmático cante conservado gracias a Jeroma, 'la del Planchero', tía abuela de Soledad, muerta en 1985, al sanluqueño Ramón Medrano Fernández, viejo gitano cargado de saberes y al anárquico heterodoxo Juan José Vargas Vargas 'El Chozas'. Las gilianas van alternadas con la alboreá, epitalamio de los gitanos bajoandaluces, un canto que exalta la virginidad comprobada de la novia, lleno de simbolismos e imágenes. De estos cantes, desconocidos entonces, dieron cuenta Jeroma y Ramón en las anuales Fiestas del Cante de los Puertos que yo organice entre 1971 y 1974. En realidad las gilianas las conocemos en fragmentos del romance del Moro alcaide o de Sarracino y Galiana y son cantes primitivos que ha influido en la estructura musical de muchos otros posteriores. Sobre ello he publicado diversos trabajos desde 1972.

Soledad nos trae, luego, un ramillete de bulerías de los Puertos: unas con sabor de Ultramar, otras tan antiguas, como la que Jeroma 'la del Planchero' cantaba de Papagayos, ruiseñores... que ya canta Melibea en La Celestina, o El maldito calderero, un romance vulgar adoptado, en el XIX, por los gitanos de El Puerto que le han dado un nuevo cauce expresivo.

Termina esta primera parte del recital con el cante de un corrido o romance de Gerineldo, en una arcaica versión de Juana, 'la del Cepillo', tía abuela de Soledad. El tono es el viejo de la 'soleá para baile' como lo llamaba Manuela Carpio Vargas, 'La Bizca', (Sanlúcar, 1842-1950), abuela de Ramón Medrano.

La segunda parte la abrirá Soledad con tientos y tangos de Cádiz y los Puertos, y el Tango de la Catalina, cuyo estribillo ya aparece en 'La enigmática carta del Embajador, 28 de mayo / 6 de junio de 1562' a Felipe II, estudiada por el recientemente fallecido Diego Catalán, en su último libro inédito. Terminará la serie con unos antiguos 'garrotines' que tienen su apoyo literario en el romance de Albaniña, tal como los cantaba su tía abuela Jeroma 'la del Planchero'.

Le siguen las siguiriyas de 'El Viejo de la Isla' (Pedro Fernández Fernández, 'Perico Piña'); de Francisco Ortega Vargas 'El Fillo'; de Tomás Vargas Suárez 'El Nitri' y de Luis Suárez La O , 'El Viejo del Cepillo', bisabuelo de Soledad.

A continuación, Soledad interpreta las Nanas de la adúltera, una de las perlas de la casa, que cantaban Jeroma, 'la del Planchero' y el propio Alonso 'el del Cepillo'. Soledad las ha recibido de su tía 'La Momi' que, con 'Panete' hoy, fue el eslabón imprescindible para la transmisión de los cantes familiares.

Termina la segunda parte del recital con unas tonás de su casa fragüera, domésticas: la toná corrida de 'los gitanitos del Puerto' que evoca las penalidades, en primera persona, de los gitanos de El Puerto, presos la noche del 30 de julio de 1749 y llevados a las minas del azogue en Almadén. Entre esos gitanos de El Puerto, estuvo Pedro Bermúdez 'Cantoral', noveno abuelo de Soledad, cuyos padecimientos y torturas son palpables en las coplas de esta toná.

Soledad hace las tonás de su gente, entre ellas 'Los gitanitos del Puerto' y acaba la tanda con la coda y remate de la casa de los 'Laores', de La O, del apellido de su tatarabuela, Soledad La O Bermúdez, con la que la terminaba Alonso.

José Luis 'Panete', tío de Soledad e hijo de Juana 'la del Cepillo', se suma al recital iniciando cada parte. Al comenzar, tiene previsto cantar las bulerías de Muerte y boda contrastadas, muy de su casa. En el comienzo de la segunda parte, 'Panete' entonará el romance de Las quejas de Alfonso V ante Nápoles, versión única en la tradición oral, desde el siglo XVI. Así pues, 'Panete, hoy el más viejo cantaor de la "casa de los del Cepillo", dará la alternativa a su sobrina. El cante de Soledad lo acompañará, a la guitarra, el joven Francisco Gutiérrez.

Soledad, por otra parte, es hija de su tiempo y de su formación musical. Por eso, la Orquesta del Conservatorio Joaquín Villatoro, bajo la dirección de Juan Carlos Cañada, donde Soledad estudia, ha querido arroparla y estrenar una composición: Libre, variaciones musicales sobre las bulerías, con letra y música de nuestra cantaora.

Cumplir 21 años precisamente hoy, sobre el escenario del Teatro Pedro Muñoz Seca de su ciudad natal, y darnos este impresionante recital, es todo un hito en la historia del cante y, para todos, un auténtico privilegio poderla escuchar.

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