El Castillo de Santa Catalina albergará nuevos espacios expositivos y será puesto a punto de forma definitiva como centro cultural. Así lo estipula el proyecto de la tercera fase de las obras de rehabilitación de la fortaleza gaditana, cuya adjudicación tuvo lugar el pasado mes de junio, con un presupuesto de 439.000 euros que financia íntegramente el Ayuntamiento de Cádiz.

El grueso de la tercera fase se centra en la rehabilitación de los polvorines, que se pondrán en valor para convertirse en dos nuevas salas de exposiciones, así como en los talleres ubicados sobre la bóveda de entrada al Castillo, algo deteriorados con el paso del tiempo.

Así lo confirmó ayer a este medio el concejal de Cultura, Antonio Castillo, quien asegura que "en la actualidad se están llevando a cabo las últimas obras de mejora de la fortaleza para su total adaptación como centro multicultural", comentó. "No hay que olvidar que se trata de un edificio del siglo XVII que ha sido paulatinamente reformado con el objetivo no sólo de acoger exposiciones, sino también talleres de artesanía, ejercicios didácticos, conciertos, etc.".

Concretamente, el proyecto de recuperación de los polvorines contempla la rehabilitación de las cubiertas, los revestimientos, solería y la reposición de carpinterías. En este punto, el proyecto establece la instalación de ventanas con perfiles de madera y la colación de doble ventana en los huecos de ambas salas que dan a la fachada. Además, el acceso a las salas serán de acero inoxidable, con hojas abatibles y también se procederá a la colocación de pasamanos de acero inoxidable y la reposición de la cerrajería.

El sistema de iluminación general de las salas bajas de exposición, tanto de los dos nuevos espacios, como de las ya existentes, San Nicolás y San Juan, es otro de los frentes de actuación. Para ello se habilitará un sistema de canalización con tres líneas de alumbrado expositivo y una línea de sonido ambiente que permanecerá suspendido por medio de cables de acero a la viguería de madera.

Una actuación integral de cara a su conversión a la actividad expositiva, cuya finalidad concreta se irá definiendo a golpe de pruebas. "Creemos que iría bien para las muestras de corte escultórico, aunque ya se irá viendo con el tiempo", añade el edil de Cultura.

Por otra parte, respecto a las obras en los talleres ubicados en la planta alta, una de las actuaciones centrales estriba en los cerramientos, que actualmente son de madera y, debido a los temporales de viento y lluvia que azotan la fortaleza, están muy estropeados.

"Hace unos años se arregló toda esta zona con fondos europeos y la colaboración de la escuela taller, pero se trata de un área de mucho uso, en la que se han disparado el número de talleres, y hay que pulir y reformar algunas cosillas", asevera Antonio Castillo.

De esta forma, entre las intervenciones que se realizarán se encuentran la reposición de solerías, enlucido de paredes y techos, desmontaje de carpintería interior y exterior, así como el saneamiento de los aseos. Las ventanas y puertas serán sustituidas con madera de iroko -muy resistente-similar a las que figuran en las casamatas del Baluarte de la Candelaria, con el fin de frenar la entrada de viento y de humedad.

Por último, también está previsto la puesta a punto de las escaleras de acceso a esta parte de las bóvedas.

La obras de rehabilitación de la centenaria fortaleza comenzaron en el año 1996, con una inversión de más de cuatro millones de euros (sin contar la partida actual). Así, mientras la primera fase concluyó en a principio de 2002, la segunda fue finiquitada en mayo de 2004. Ahora, está previsto que el Castillo de Santa Catalina luzca definitivamente flamante en unos meses, quizás, para comienzos de la temporada de otoño.

En total, la fortaleza tiene una superficie de 6.000 metros cuadrados, de las cuales 3.879 corresponden a las edificaciones.