A pleno confort (como ellos mismos suelen decir), la Sala Supersonic acaba de cumplir dos añitos, y lejos de balbucear y caminar torcido pueden celebrar su madurez sintiéndose orgullosos de su encomiable trabajo, que ha convertido su local, sito en la Punta de San Felipe, en la mejor sala gaditana de conciertos.

Antes de que alguno se me altere, he aquí las razones: un perfecto sonido, una buena ambientación, un trato magnífico, y, sobre todo, una programación trabajada, proteica, que lo mismo incluye a los geniales Pony Bravo o a la fascinante Maika Makovski que a los incorregibles Paco Loco, el Gran Wyoming o Javier Krahe.

Como no podía ser de otra manera, el aniversario de la sala viene acompañado de un cartel rutilante, prolijo y abigarrado como un lienzo de Arcimboldo: doce actuaciones en directo y ocho pinchadiscos de renombre. Casi nada.

Para empezar, hoy viernes, a partir de las seis de la tarde, la Sala Supersonic abrirá sus puertas para acoger las actuaciones de los míticos Amphetamine Discharge (para que se hagan una idea, han compartido escenario con Oasis, The Cure, Love o Black Francis), Los Hermanos Dalton, Agapornis Funk, Marvin Green, Last Drop y Dub Explosion.

Y el sábado, a partir de la misma hora, el prodigio hard-rock de '77 (mucho ojo a su directo, que el que avisa no es traidor), The Soulbreaker Company, Kool, Gipsy Aliens, Bourbon y Bafles, el último fenómeno independiente, que ofrece en sus canciones una sabia mezcla de rock con letras llenas de metáforas y crítica social.

Todos los conciertos son gratuitos, y, entre actuación y actuación, ocho djs se encargarán de amenizar los tiempos muertos (si es que éstos son concebibles en tamaña celebración) con mezclas y sonidos de todos los registros imaginables.

Desde estas páginas sólo nos resta desearles un muy feliz aniversario y animarles para que sigan desempeñando un trabajo tan brillante y necesario para la ciudad de Cádiz.