"¡Anda que no hay que meter títeres aquí! ", exclamó por lo bajiniy con ironía uno de los invitados a las jornadas de puertas abiertas del Museo Iberoamericano del Títere, uso futuro de las espléndidamente rehabilitadas bóvedas de Santa Elena, en las murallas de la Puerta de Tierra, que, de momento, albergará únicamente exposiciones relacionadas con el Doce aún no concretadas. México puede ser el primer país en estrenar el nuevo espacio expositivo, que los gaditanos podrán visitar hoy y mañana para comprobar el proceso de la restauración a través de un paseo por las vacías instalaciones y de una pequeña exposición de planos y fotografías del transformado cuartel de bomberos.

Los títeres, sin embargo, están ya en Cádiz, según explicaba ayer una fuente municipal, y hay suficientes para llenar el museo. Están, evidentemente, los títeres de la actual compañía de La Tía Norica, que ocuparán la planta baja del nuevo equipamiento cultural cuando sean trasladados desde el Baluarte de la Candelaria. Pero también está en la capital la valiosa colección de títeres de Ismael, que el Ayuntamiento adquirió hace ya algunos años y cuyas más de 340 piezas serán expuestas en la planta superior.

Pero ambas colecciones, que deberán nutrir sobradamente el Museo Iberoamericano del Títere, tendrán que aguardar al menos a que se celebre la Cumbre Iberoamericana de noviembre. La alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, que encabezó ayer la primera visita de las jornadas de puertas abiertas, confirmó que los títeres no se expondrán aún en las bóvedas, que serán utilizadas para las distintas exposiciones que los países iberoamericanos traerán a Cádiz durante el año: "Son muchos los países que, con motivo de la Cumbre, quieren exponer en la ciudad. Son tantas las exposiciones que vamos a necesitar todos los espacios de la ciudad. A partir de noviembre, albergará el Museo del Títere. Además, tener abierto este equipamiento facilita también su mantenimiento".

El inicio de las jornadas de puertas abiertas (hoy y mañana, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 horas) reservaba, pese al vacío expositivo, una pequeña sorpresa relacionada con los títeres: se abrieron dos arcones que guardaban algunos de los muñecos de la colección de Ismael, un pequeño avance de la riqueza expositiva que tendrá el nuevo museo en cuanto abra de verdad sus puertas. Así, se pudo contemplar un precioso fetiche del titiritero catalán Francisco Porras (1931-1998), un habitual de los teatrillos del madrileño Parque del Retiro; una pieza austriaca, datada en 1870 y perteneciente al Teatro Tívoli de Barcelona o un guerrero africano que precisa de tres manipuladores para su movimiento en escena. Estas marionetas, todas de la colección de Ismael, son sólo un mínimo avance del conjunto de casi 350 piezas que incluyen títeres españoles, iberoamericanos, rusos o indios.

La alcaldesa se mostraba ayer convencida de que el nuevo equipamiento cultural, promovido por el Ayuntamiento y financiado a través del Plan E, "dará vida" a esta zona de la ciudad, con un "cambio de fisonomía del entorno" que se completará con la instalación de un verja similar a la que se encuentra en la parte de la muralla que alberga el Museo Litográfico. Incluso estima Teófila que el Museo del Títere cambiará "la tendencia de las rutas turísticas", que se encaminan actualmente hacia el interior del casco histórico más que hacia el monumento que divide las dos partes de la ciudad.

El antiguo cuartel de bomberos es ahora un espacio diáfano, de luminosa claridad, acertadamente transformado en espacio expositivo que aportará a la ciudad una conexión directa con el foso del Pelícano, al que se quiere dotar de uso igual que al amplio patio que queda entre las bóvedas del museo y la Audiencia Provincial.