Desde los años 80, la Diputación de Cádiz se destacó en la apuesta por el arte más comprometido con aquellos tiempos apasionantes donde España, en toda su dimensión, intentaba sacudirse el polvo de cuatro décadas cenicientas. Fueron los años iniciáticos de un Premio de Arte de Vanguardia, germen impulsor del futuro Certamen Aduana de Artes Plásticas, que sirvió para, entre otras cosas, poner a Cádiz en la onda de la realidad artística contemporánea. Poco a poco, la convocatoria que llevaba el nombre de la antigua aduana, la sede don de se encuentra el Palacio Provincial, fue madurando y convirtiéndose en uno de los más importantes de España y hasta donde llegaban artistas de trascendencia y obras de verdadera significación en el contexto general del arte.

Aduana generó, además, mucha infraestructura artística: se acondicionó definitivamente el Claustro de la Diputación como especialísimo centro expositivo, se encargaron los carteles a muy señalados artistas -Costus, Lita Mora, Julio Juste, Chema Cobo, Nazario, Ciuco Gutiérrez o Lolo Pavón, con aquel recordado perrito cagando- y, sobre todo, se empezó, con las obras adquiridas, una colección que, poco a poco, se hizo grande e importante. Esta colección se fue completando con donaciones de artistas y, sobre todo, con compras en ARCO, la Feria de Arte Contemporáneo, hasta donde se acudía para, mientras estuvieron presentes en los pabellones de Ifema, apoyar a las galerías gaditanas adquiriendo piezas de artistas por ellas representados y, después, de galerías y autores de interés.

Y de aquellas brisas llegaron estos favorables vientos que, ahora, se contemplan en este espléndido marco del nuevo Espacio de Creación Contemporánea, el ECCO de Cádiz, esa realidad expositiva agradecida, que va a convertirse en buque insignia de la infraestructura expositiva gaditana y, por extensión, referente en Andalucía.

Los fondos de arte de la Colección de Cádiz, parte de los cuales se han presentado en la Fundación José Luis Cano de Algeciras, se muestran en el ECCO de manera espléndida, componiendo una exposición seria que magnifica el conjunto y constata la importancia de una colección que fue de las mejores de Andalucía y que, a pesar de la crisis contumaz que nos invade, debe ir aumentando en cantidad y calidad. Por los espacios de los antiguos carteles se puede observar, compartiendo feliz escenario con las otras dos grandes muestras, la impactante y esclarecedora fotografía de Chema Madoz, Alberto García Alix, Pierre Gonnord, Carlos Pérez Suquier, Hannah Collins, Dionisio González, Jesús Micó, Manolo Bautista, Juan Carlos González-Santiago, entre otros, verdaderos activos de esta tendencia artística que tanta magnitud está aportando al arte contemporáneo. Junto a ella, nos encontramos con los dispares y variados planteamientos de la moderna pintura, donde se dan cita todos los estamentos plásticos y estéticos que caracterizan la creación pictórica actual. Así, nos topamos con las absolutas concreciones de Adriá Pina, Eduardo Sanz, Juan Ángel González de la Calle, Antonio Rojas, Paco Pomet, Ángeles Agrela; las variaciones esenciales de la plástica abstracta, con obras de José Piñar o Juan Carlos Bracho; las marcas dispares de lo conceptual, con piezas de Miguel Ángel Valencia, los hermanos Mp & Mp Rosado, Leo Welmar, Luis Quintero y, así, un largo etcétera con nombres de auténtica solvencia en el contexto del arte español contemporáneo.

Una exposición que pone en valor - como hoy se dice- una de las grandes colecciones de arte que existen en Andalucía y que han podido pasar, hasta ahora, desapercibidas para el gran público. Colección, justo es decirlo, que se ha debido a la labor ejercida en estos años por Eduardo Rodríguez en su puesto de la Diputación Provincial.

Muy buen complemento a las otras dos muestras es esta colección de los Fondos de la Diputación de Cádiz. Acierto, por tanto, de Lorena Benot en estos inicios de andadura de un espacio artístico de comienzo ilusionado.