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Cultura

'Predator' en la isla de los famosos

Acción, EEUU, 2010, 107 min. Dirección: Nimród Antal. Intérpretes: Adrien Brody, Alice Braga, Laurence Fishburne, Danny Trejo.

Como en los viejos chistes: van tres americanos, un latino, un japonés, un ruso, una israelita y un africano... en un avión desde el que sin previo aviso los tiran, mientras aún están medio alelados tras su secuestro, en una isla que en realidad es un parque de atracciones en el que los predators se lo pasan bomba cazándolos. Naturalmente la selección reúne lo mejor de cada casa: los americanos son un mercenario, un psycho-killer y un médico (¿asociación perversamente intencionada en los tiempos de la universalización de la asistencia médica en los EEUU?), el japonés es un gangster yakuza, el latino es un tipo con cara y maneras de sicario de los narcos, el ruso ha rebotado por todas las guerras, la israelita es una intrépida chica con entrenamiento especial y el africano se ha curtido en los escuadrones asesinos. Así que al final resulta que los predators alienígenas cazan a depredadores terrestres no mucho más humanos que sus perseguidores. Un baño de sangre y de bichos, de carnes en todas las fases de corrupción e infinitas variantes de formas de matar, que poco aporta a esta saga que sólo ha producido un título interesante: el primero (Depredador, 1987) que dirigió John MacTiernan.

Con producción de Robert Rodríguez -en versión basura, seudo autorial o indie y falsamente independiente la conquista latina puede llegar a ser lo peor que le pase a Hollywood tras la Caza de Brujas- el buen artesano que es el director húngaro-estadounidense Nimród Antal, autor de las apreciables Habitación sin salida y Blindado, intenta equilibrar los bichos y los efectos especiales con el genuino suspense representado por el desconocimiento que los personajes tienen de su situación y de los peligros que les acechan en la claustrofóbica selva que les asfixia como si fuera un ser vivo. Lo mejor de la película tiene que ver con lo segundo y lo peor con lo primero que, como habrán imaginado ya, es lo que va triunfando conforme el metraje avanza. Es tan imposible no dejar de preguntarse qué se le ha perdido a Brody en la película, por mucha cara de sufriente estreñimiento que ponga, como dejar de recordar flores de la telebasura como La isla de los famosos o Supervivientes.

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