El discurso con el que el pintor Hernán Cortés ingresó en la Real Academia Hispano Americana fue contestado por el académico y amigo José Pedro Pérez-Llorca, cuya laudatio tituló El pintor de las almas. El presidente del Patronato del Museo del Prado glosó a la persona y al artista, abundó en la influencia de sus raíces gaditanas, alabó sus conocimientos en arte, su erudición, y reclamó, a modo de fiel panorámica de los últimos 35 años de la historia de España, una muestra antológica con los retratos de Hernán Cortés.
"Hernán es un hombre extraordinariamente bien educado, a la antigua, pero a la gaditana, sin ese resto de exceso cortesano que algunos practican aún en Madrid. Es afable, simpático, hospitalario, extraordinariamente culto y buen conversador, sabiendo ser también escuchador". Hasta aquí el hombre, en palabras de Pérez-Llorca. Y aquí el artista: "Hernán Cortés es el autor de una obra bella y espléndidamente ingente. En la pintura ha manejado prácticamente todos los géneros y las técnicas con singular destreza, alcanzando en el retrato una maestría unánimemente aceptada por críticos y competidores que se puede decir que le coloca y consagra en la más alta cumbre".
Recordó también Pérez-Llorca la raíz gaditana de Cortés y la influencia que su infancia ejerció en su pintura, ya reconocida por el artista en su discurso, con la luz de la Bahía, los paseos con su padre o el premonitorio regalo de una caja de colores, a los seis años, por parte de su madre.
En su laudatio resaltó la "capacidad de penetración psicológica y la empatía" del pintor, cualidades que "le empujaban hacia el género del retrato". Para Pérez-Llorca, el pintor gaditano se ha convertido en un imprescindible del género: "Los cambios producidos en la vida de nuestro país necesitaban un nuevo pintor que los reflejara. No es que Hernán estuviera predestinado a ello, pero si se me permite la expresión era el 'pintiparado' para ello. Hernán es uno de los pintores del occidente europeo que pintando los cuerpos y las almas ha hecho posible que el retrato pictórico sobreviva y sea referente mayor en esta época de total proliferación icónico-cibernética".
Con el deseo de que junto al retrato también sobreviva, y se salve, el mundo del libro, Pérez-Llorca realizó un guiño humorístico a la proliferación de los selfies y reclamó, para disponer de "la mejor monografía de los últimos 35 años de la vida española, una exposición [de la obra de Hernán] de sus no necesariamente halagadores pero magníficos retratos".
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