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Las galeras La salvaguarda documental de este legado en España

Navegar por la historia: recuperar el patrimonio

  • En España existe una especial sensibilidad en la preservación del legado histórico · Son varias las iniciativas en torno a la restauración de documentos sobre galeras

La salvaguardia y recuperación del patrimonio cultural es uno de los mayores distintivos de una sociedad moderna. Bien podríamos diferenciar a las naciones por el respeto que muestran en la preservación de lo que han heredado. En España, donde tanto tiempo, en tanta cantidad, y en tan diversos órdenes se ha destruido impune e inútilmente, constatamos en la actualidad una creciente preocupación por cuidar el legado recibido.

En lo relacionado con los fondos archivísticos, ha de significarse que el historiador riguroso trabaja en largos y complicados procesos de búsqueda, acopio, ordenación, transcripción, e interpretación de los documentos. Esta labor, previa e ineludible, es fundamental para la más correcta reconstrucción del pasado, pues sin documentos no hay Historia. De ahí que, cuando recibimos noticias de que están disponibles más fuentes documentales al servicio de la investigación, no podemos sino congratularnos grandemente.

El pasado 2 de diciembre, ha tenido lugar en Madrid la presentación de la Exposición Restaurando el testimonio del pasado: los libros generales de galeras, en la que se muestra el largo, complicado y delicado proceso de recuperación de parte de la documentación sobre las galeras que atesora nuestra Armada. La excelente labor técnica de restauración efectuada, que garantiza su conservación, ha sido acompañada de la digitalización de los libros para su consulta y estudio; de acuerdo con los criterios contemporáneos adoptados para su preservación futura, con el fin de evitarse la manipulación de los originales.

Las galeras fueron buques planos, de una sola cubierta y propulsados generalmente a remo, si bien también se ayudaban del viento. Existentes desde la antigüedad, fenicios, griegos, cartagineses y romanos fueron perfeccionándolas hasta convertirlas en el elemento esencial de las Marinas de guerra. Durante los siglos XVI al XVIII, las galeras protagonizaron las campañas navales contra turcos y berberiscos en el Mediterráneo. Los remeros o galeotes eran, por lo general, penados condenados a tan terrible tarea -aunque también existían "esclavos del rey"-, encadenados al banco de boga, remando a ritmo de tambor, vigilados, dirigidos y castigados por los temibles cómitres, alguaciles y sota-alguaciles. Al respecto, recordemos la descripción de Cervantes en El Quijote: "Así como Sancho Panza los vio, dijo: -Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras. -¿Cómo gente forzada? -preguntó don Quijote-. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna gente?-No digo eso -respondió Sancho-, sino que es gente que, por sus delitos, va condenada a servir al rey en las galeras de por fuerza".

El siglo XVI fue la edad de oro de las grandes batallas navales entre galeras. El combate más significativo fue el que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 en el golfo de Lepanto, "en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros", donde Miguel de Cervantes, el más ilustre de nuestros Infantes de Marina, fue herido y quedó manco; manquedad de la que se sintió orgulloso hasta el extremo de expresar años después que "si ahora me propusieran y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella facción prodigiosa que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en ella".

Para la organización de las escuadras de galeras de España se precisaba un gran aparato, cuya administración dejó una documentación abundante. En la actualidad, la Marina Española custodia 25 libros generales de galeras, comprendidos cronológicamente entre los años 1624 y 1748, que suponen una fuente documental de gran valor. Este fondo archivístico ha sufrido un acusado deterioro a lo largo de los siglos, pero afortunadamente, en nuestros días nació en el seno de la Armada la preocupación por recuperar tan valioso patrimonio, a través de un proyecto de restauración que está siendo posible gracias al apoyo del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), el BBVA, el Ministerio de Cultura y la Asociación de Amigos del Museo Naval.

Para los gaditanos, estos testimonios del pasado poseen una importancia especial, pues El Puerto de Santa María fue base de la Escuadra de Galeras. En los libros generales de asiento se efectuaban diversos registros, entre ellos el individual de cada componente de la "chusma" o gente de remo. Al margen izquierdo se anotaban, en cifras, el número de años a los que había sido condenado el galeote, así como los que tenía que servir. Debajo del mismo margen, eran detalladas las vicisitudes que ocurrían en su vida de forzado. En el texto, se especificaban el nombre y sus apellidos, naturaleza, edad, señas físicas de identificación (cicatrices, tatuajes…), delito cometido, pena impuesta, fecha en la que fue recibido en las galeras, procedencia, etc. Como puede observarse, una interesantísima información sobre quienes sufrieron penas tan durísimas. He aquí uno de los asientos, correspondiente a un galeote gaditano:

(Al margen)

4 años.

Hizose de buena boya sobre la galera Nuestra Señora de la Almudena en ocho de mayo de 1658 años.

Diosele livertad en el Puerto de Santa María en seis de abril 1663 por Decreto de Su Excelencia de 4 del.

(En el texto)

Un Forçado reziuido en la Carzel de la Ciudad del Puerto de Sancta María en ocho de Março de Mill y seiscientos y cincuenta y nueve sobre la Galera Patrona.

Lazaro Sanctos, Natural del Puerto de Sancta María, Hijo de Bartholome Gomez, B. C. [Buena Constitución], cari acaponado, cejijunto, nariz larga gruessa, voca grande, mellado de la parte alta, de 40 años, fue condenado por Don Juan Cessati, Correg. de la dha. Ciudad, en quatro años de Galeras al remo y sin sueldo, y que no los quebrante pena de cumplirlos doblados por haver muerto a Juana González su muger, como parezio por testimonio de Geronimo Garçia de la Peña escrivano, fue rezivido en ocho de Março de Mill y seisçientos y çinquenta y neuve años.

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