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La Crítica

¡Música maestros!

  • Artistas de nivel recuerdan momentos vividos junto a Paco de Lucía

No ha pasado ni medio siglo desde que Paco de Lucía publicara, casi de casualidad y por fuerza mayor del destino, la rumba Entre dos aguas, título recogido en su disco Fuente y caudal, 1973, que lo catapultó como estrella de la guitarra internacional. Por entonces, el flamenco se entendía como la expresión más racial del pueblo andaluz, bien proviniera del gitano o del no gitano. Existían ciertos límites musicales centrados en la ortodoxia y en la tradición. Y llegó Paco. Luego Camarón, Morente, Lebrijano

Pero fue Paco quien introdujo por primera vez, en el tema anteriormente mencionado, instrumentos como el bajo, el cajón o el bongó, hasta entonces desconocidos por la afición flamenca y que causó una tremenda sensación de asombro. Aquel artista rompedor de los setenta ya había paseado su talento guitarrístico por los grandes tablaos de Madrid como Torres Bermejas, donde trabajaba también Pepe Habichuela. Este maestro granadino de las seis cuerdas no quiso perderse la cita de anoche en el parque María Cristina. Tampoco faltaron algunas ráfagas de viento que provocaron la caída de una rama de uno de los frondosos árboles, y el consiguiente susto. Habichuela abanderó una gala en la que actuaron ocho músicos de primer nivel, pero su música sonó distinta, por su experiencia, su edad y por lo que representa. Uno de esos músicos fue David de Jacoba, cantaor que posee un metal de tremenda armonía y que se hizo grande acompañando a Paco en diversos conciertos, y en la noche de ayer, elevó su voz al cielo implorando el abrazo simbólico del maestro. Impresionante.

Echamos de menos el toque de Rafael Riqueni, que no pudo asistir por asuntos personales, pero estuvo toda la noche en nuestra memoria. La intervención de otro guitarrista admirable, Miguel Ángel Cortés, llenó todo el vacío que nos dejó Riqueni. Sutileza, precisión e innovación. Su clasicismo musical suena a contemporáneo, algo que sólo pueden conseguir los alumnos aventajados. Y en esta terna de guitarristas aparece Antonio Sánchez, el sobrino de Paco. Dice el refrán que de casta le viene al galgo, y en él reside la inquietud de su maestro, con quien compartió escenario los últimos años de gira como segunda guitarra. Demostró que la saga de los Lucía aún tiene mucho que decir.

Y si hay alguien que contribuyó a esa regeneración sonora del flamenco es Rubem Dantas, que convivió con el algecireño más de treinta años. De personalidad arrolladora y con una sensibilidad especial, acarició sus instrumentos de percusión para crear un mensaje de retorno a esa primera vez. Dantas encendió la mecha, y Piraña avivó la llama del compás en un momento que nos supo a pasado, presente y futuro. Plasmó en el instrumento la viveza y la buena salud de la percusión flamenca, que ya casi adquiere su propia disciplina. Para rizar el rizo Antonio Serrano protagonizó con la armónica uno de los momentos más especiales de la noche . Discípulo musical de Paco, sabe bien qué es la perfección y la autoexigencia, y, sobre todo, la transmisión. A la belleza de un lenguaje universal sumamos Alaín Pérez, cubano que no deja indiferente cuando crea armonías sofisticadas con el bajo o con su voz. Aún recuerdan los que disfrutaron de las últimas noches de Paco su rumba Reina Mora, en la que Alaín jugaba una parte fundamental.

MÚSICOS POR PACO 

Guitarra: Pepe Habichuela, Miguel Ángel Cortés y Antonio Sánchez. Cante: David de Jacoba. Percusión: Rubem Dantas y Piraña.Bajo: Alaín Pérez. Armónica: Antonio Serrano. Lugar: Parque María Cristina. Fecha: Jueves, 21 de julio. Aforo: Medio aforo. 

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