Cultura

El Museo del Títere integra la muestra del gaditano Francisco Peralta

  • Se exhibirá de forma permanente junto a la colección de los Títeres de Ismael

  • Se trata de una exposición fotográfica de las marionetas que atesora su propio museo en Segovia

Francisco Peralta observa una de sus obras más queridas, las del Retablo de Mese Pedro de Falla.

Francisco Peralta observa una de sus obras más queridas, las del Retablo de Mese Pedro de Falla. / bernardo sancho

Apenas tenía seis años cuando el titiritero gaditano Francisco Peralta (1930) vio por primera vez una función de marionetas. Se trataba nada menos que de La Tía Norica, cuyos movimientos y desparpajo asombraron a aquel niño que de alguna manera, desde aquel rincón de la plaza de las Flores "en uno de los laterales de Correos", decía ayer, ya comenzaba a modelar una pasión que ha convertido en oficio y que hoy se reencuentra con su tierra natal en la exposición sobre su producción titiritera.

La muestra fotográfica Los títeres de Francisco Peralta se inauguró ayer en la planta baja del Museo del Títere, donde anunciaron precisamente que se integrará en este espacio de forma permanente, junto a la colección de los Títeres de Ismael Peña y a la espera de que tomen su sitio los aclamados títeres de la Tía Norica.

Quince paneles exhiben la manufactura estilizada de sus reconocidas marionetas

Francisco Peralta, que se fue muy joven de Cádiz y cuya trayectoria ha sido muy reconocida y premiada, inauguró la muestra acompañado y arropado por su mujer, Matilde del Amo, y su hija Lola, así como de algunos familiares afincados en la ciudad, aparte de las concejales de Cultura de Cádiz y Segovia, Eva Tubío y Claudia de Santos, y la comisaria de la muestra, Désirée Ortega Cerpa. Posteriormente fue recibido por el alcalde de la ciudad, José María González.

Juntos narraron los hitos de su carrera, que comenzó en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Cádiz, tras lo que partió a Madrid en 1949 para profundizar en sus estudios (en la Academia de Bellas Artes de San Fernando y en la Facultad de Bellas Artes de la Complutense). Su tesina versó precisamente sobre la aplicación de los títeres como elemento pedagógico y a los 23 años ya inició esta vocación dando clases de modelado en el Colegio Santa María de los Rosales "para lo que usaba marionetas como herramienta para enseñar a estos alumnos que, en principio, no serían escultores", explicaba Peralta mientras oteaba una de sus obras favoritas en uno de los paneles de la exposición, la del Retablo de Maese Pedro, de las primeras que hizo. Junto a éste, otros quince paneles describen la producción del artista desde 1957 hasta la actualidad. Muchas de estas marionetas dedicadas a la literatura clásica las hacía precisamente junto a sus pupilos para representar en la fiesta de fin de curso del colegio. "Cuando el centenario de Lope de Vega hicimos a Belisa, por ejemplo", rememoraba. También manifiesta un gran apego por las figuras de Bastián y Bastiana de Mozart, que ilustra el cartel del Festival del Títere que justo empezaba ayer, entre otras como las de El romance de la condesita. Todas ellas son piezas de manufactura estilizada y de gran belleza, en la que la innovación técnica de manipulación siempre han estado presentes.

Así, la pasión que derrochaba enseñando era tal, que algunos alumnos crearon La Tartana y el Teatro Pradillo, contaba orgulloso Peralta, y él mismo creó junto a su mujer en 1981 su propia compañía de Marionetas Peralta del Amo, de la que también formaron parte sus cinco hijas -Carmela, Matilde, Charo, Lola y Micaela-, que actualmente se dedican a otros oficios.

Durante el acto, la comisaria, que fue quien redescubrió su figura en el Festival de Alicante y luchó por traerla a Cádiz, recordó que Francisco Peralta fue el primer marionetista que recibió la Medalla de Plata al Mérito en las Bellas Artes, que realizó el monumento al titiritero en el que él mismo se representa moviendo a una de sus obras estrella, El romance de la condesita y que no en vano cuenta con su propio Museo en las murallas de Segovia.

También recibió el Premio Gorgorito -de la Unima de madrid- y en 2008 se le nombró junto a Matilde, su mujer, miembro de honor de esta organización. Su última gran creación es un títere de cuerpo entero para ser movido por una mesa por un solo manipulador.

Junto a los suyos, en su tierra y frente a su exposición, ante la que se mostró "muy satisfecho", echa la vista atrás y rememora todos estos momentos pasados, incluido su regreso a Cádiz para ver "en 1974 a la Tía Norica, que se reponía en el Paseo de Canalejas". También volvió en 1985 para participar en el II Festival del Títere de Cádiz y ahora, 17 años después, para ver culminada toda su obra, expuesta anteriormente en importantes acontecimientos internacionales del títere.

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