La Mostra de Venecia será un poco menos made in USA y más italiana que en los dos últimos años, aunque repetirán tres de las estrellas más brillantes de Hollywood, los galanes por excelencia del momento George Clooney y Brad Pitt y la seductora Charlize Theron. Procedentes de EEUU también estarán el atípico actor Mickey Rourke, Kim Basinger, la discreta Marisa Tomei o la mórbida Anne Hathaway.

Pero una presencia un tanto discreta comparada con el elenco que desfiló el año pasado o incluso en 2006. En total, este año habrá diez películas estadounidenses, frente a las catorce del año pasado y las quince de 2006.

También habrá menos cintas norteamericanas en competición este año, ya que sólo cinco se disputarán el León de Oro frente a las nueve que lo hicieron hace un año. Aunque no parece importar mucho el número de filmes en competición, ya que el León de Oro a la mejor película ha sido siempre un galardón escurridizo para Hollywood, pues tradicionalmente se concede a películas no tan comerciales como las de Estados Unidos.

El descenso del cine norteamericano ha sido compensado en parte con el aumento del italiano en concurso, donde compiten cuatro producciones (sin contar coproducciones), frente a las dos del año pasado. También se ha compensado con la entrada del cine francés, que este año tiene tres producciones enteramente galas, frente a la única de 2007, y con el aumento del japonés, que cuenta con cuatro.

Las razones de ese retroceso de las películas norteamericanas son varias y no necesariamente ligadas con el aspecto cinematográfico. Por un lado, la salida de Walter Veltroni como alcalde de Roma ha dejado una tanto desamparada a la Fiesta Internacional de Roma, que durante los dos años anteriores se temió pudiera competir con Venecia, y ahora nada hace peligrar el reinado de Venecia como festival internacional indiscutible de Italia.

El descenso de películas de Hollywood se debe, además, a que el año pasado fue especial para la Mostra, pues cumplió su 75 aniversario, lo que llevó a sus responsables a tirar la casa por la ventana.