Cultura

Montes y Leonardo Hernández consiguen un trofeo cada uno

  • El jiennense, con un toreo campero, es herido por el primer toro y consigue premio en el quinto, y el cordobés, demuestra grandes dotes lidiadoras

Sin precedentes: hasta ocho toros y cuatro rejoneadores en el ruedo venteño. Tres horas y poca sustancia. Dos triunfadores: Álvaro Montes, herido y que cortó una oreja, y Leonardo Hernández, que fue premiado con otro trofeo en el último acto del larguísimo festejo, en el que el ganado de Flores Tassara, por mansedumbre, no dio facilidades, a excepción del buen primero, en un espectáculo con lleno hasta la bandera.

Álvaro Montes triunfó con su toreo campero. En el buen toro que abrió plaza sufrió un palizón tremendo tras un derribo y, molido, con la cabeza y la mano derecha vendadas cortó una oreja al quinto, en una faena a más. Estuvo bien con el noble primero, al que tras clavar un rejón, dejó enhebrado el siguiente. En banderillas, sobre Lupito, cosechó muchas palmas cuando el equino dio algunas piruetas en la cara del toro, arriesgando mucho. En una de ellas, el toro enganchó al caballo por el pecho, propinándole una cornada interna. Lanzó por los aires a Lupito, que cayó encima de Montes, al que propinó una patada en la cabeza en su huida. En la arena, el toro arrastró al torero corneándolo hasta en media docena de ocasiones ¿Se imaginan que esto hubiera sucedido con un toro en puntas, en lugar de uno afeitado para rejones? Se libró de una cornada muy seria y todo acabó con magulladuras y una herida en la cabeza. Se retiró sangrando a la altura de la oreja derecha y se montó de inmediato en otro caballo para acabar una faena que no remató bien con los aceros. Tras un rejón muy delantero que no hacía daño, precisó de cuatro descabellos. Lo que iba para premio quedó en una ovación, con saludos. Montes volvió a la batalla para lidiar al quinto, muy manso, que barbeó tablas con intención de saltar. Lo recibió garrocha en mano y cumplimentó una faena a más. Mató de pinchazo y rejón. En esta ocasión, con mayoría absoluta, el presidente sí concedió la oreja. Premio merecido a un torero que se la jugó con las secuelas de la tremenda paliza que había recibido en el toro que abrió plaza.

Moura Caetano transmitió muy poco. Frío y sin ceñirse en reuniones, no caló. Cumplió sin más con el segundo, paradote y distraído. Con el rejón de muerte y el verduguillo dio un auténtico mitin. En el sexto, otro astado mansote, faena breve, que en este caso rubricó bien.

Joao Moura concretó una actuación muy completa, malograda al fallar en la suerte suprema en ambos toros. Estuvo espléndido ante el manso tercero. Aprovechó sus querencias y lo toreó muy bien, a dos pistas, junto a tablas, clavando siempre acertadamente. La faena, que siempre mantuvo un ritmo alto, cosechando constantes ovaciones, la cerró con tres banderillas cortas al violín. Con el acero, de pena, perdiendo premio. Con el séptimo, que todavía tenía menos celo en embestir, volvió a dar una lección lidiadora y en banderillas se ciñó muchísimo, llegando a meterse en el terreno del toro para clavar acertadamente.

Leonardo Hernández, muy entrega, consiguió pasajes con buen toreo. Al manso cuarto lo lidió muy bien, siempre sacándolo de querencias, toreando y clavando bien. De nota un rejón de poder a poder y como más espectacular el epílogo, con tres banderillas cortas al violín. Tras un pinchazo, mató de rejón y rodó el toro de inmediato. El tendido, nevado. El presidente negó la oreja. Y Hernández tuvo que dar hasta dos vueltas al ruedo con el público enfervorecido; un público que abroncó después al presidente por no conceder el premio merecido. Con el que cerró plaza, también manso, expuso mucho y le dejó llegar muy cerca. Se lució en banderillas, con el público entregado y volvió a cerrar de manera espectacular, con banderillas cortas al violín. Pero falló con los aceros. Rejón y cuatro descabellos. Pese a ello, el personal -en rejones hay que recordar que hay un público más generoso que en el toreo a pie- solicitó la oreja, que en este caso concedió el presidente.

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