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Cultura

Mala suerte para el puertorrealeño Ruiz Muñoz en su debut en Madrid

  • Los utreros de Sánchez Herrero, grandones, destartalados e inválidos, dan pie a una tarde en Las Ventas para olvidar

novillada en madrid Ganadería: Novillos de Hermanos Sánchez Herrero, de grandonas y destartaladas hechuras, y muy deslucidos por su manifiesta invalidez. Primero y cuarto, por si fuera poco, desarrollaron muchas complicaciones, TOREROS: Miguel Ángel león tendida y catorce descabellos (silencio tras aviso); y estocada caída (silencio) José Ruiz Muñoz casi entera tendida (silencio); y estocada atravesada (silencio) Pablo Aguado estocada trasera y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja, con dos avisos); y pinchazo y estocada (ovación tras aviso) INCIDENCIAS: un quinto de entrada en tarde gris y fría, con ligera llovizna al principio y fuerte chaparrón al final

Espectáculo de lo más decepcionante por el deslucido comportamiento del sexteto de utreros de Sánchez Herrero, inválidos totales.

¿Para qué están los veterinarios? ¿para qué el presidente, que los mantiene después en el ruedo? Tarde para olvidar a pesar de la buena imagen que dejó del debutante Aguado. Un oasis en la siberia madrileña. Y eso que no tuvo tela que cortar en su primero, sin fuerza alguna, con el que dejó detalles que hacen atisbar en él un sello que aúna personalidad, gusto y torería. No fue faena compacta por lo poco que se prestó el inválido, sin embargo, tuvo interés .

A la puerta de chiqueros se fue Aguado a recibir al que cerró la tarde, al que lanceó después con soltura y arrebato a la verónica. En la muleta volvió a calar el sevillano, toreando de maravilla por naturales. Detalles aromáticos, pocos pero muy buenos ante otro claudicante antagonista.

León jugó los brazos con destreza en las verónicas de recibo al que abrió plaza, que se movió descompuesto, soltando la cara y echando el freno de mano en la muleta. El sevillano porfió en las dos primeras tandas a derechas, pero a partir de ahí el animal empezó a acortar aún más el viaje, poniéndose complicado. Ahí se acabó todo. El petardo con el descabello, también fenomenal.

El cuarto fue un novillo pegajoso, a pesar de aparentar tener un buen pitón izquierdo. Se revolvía como una lagartija en la muleta de un León que demostró oficio.

Ruiz Muñoz tuvo la peor suerte con el novillo de su debut en Madrid, inválido total, y que el presidente mantuvo en el ruedo, derrumbándose hasta en banderillas. Volvió a desplomarse en las probaturas de muleta, donde estuvo más tiempo en el suelo que de pie. El enfado de la gente, acorde con la desolación del sobrino nieto de Curro Romero.

Con el cuarto, y después de pasar alguna fatiga con el percal, Ruiz Muñoz optó por desentenderse de la lidia, encomendándose a su subalterno Alcalareño para que lo pusiera en el caballo. Y se afligió pronto el hombre en la muleta ante un novillo muy deslucido por blando y descastado.

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