Cultura

Luis Sepúlveda gana el Primavera de Novela reivindicando a los perdedores

  • El escritor chileno se hizo con el galardón con 'La sombra de lo que fuimos', una obra generacional envuelta en estructura policíaca · José María Beneyto, finalista con 'Los elementos del mundo'

Una novela que reivindica a los perdedores, a los humillados y ofendidos por la dictadura chilena, le ha valido al escritor chileno Luis Sepúlveda para alzarse con el Premio Primavera de Novela con La sombra de lo que fuimos, una obra generacional envuelta en una estructura policíaca.

En esta edición, la XIII, la sorpresa la ha dado el español José María Beneyto, que ha quedado finalista con su primera novela, Los elementos del mundo, una crónica novelada de la Alemania de entreguerras que contiene en sus páginas una gran reflexión sobre los orígenes del nazismo y sobre el sentimiento de culpa.

Convocado por la editorial Espasa Calpe y Ámbito Cultural de El Corte Inglés, este premio, uno de los de mayor repercusión entre los países hispanohablantes, está dotado con 200.000 euros para la obra ganadora y con 30.000 para la finalista. Con más de veinte millones de libros vendidos en el mundo, Luis Sepúlveda reside en Gijón (Asturias) desde hace años, pero la noticia del premio le ha sorprendido en Santiago de Chile. Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949) tiene su obra traducida a sesenta idiomas -en concreto, su famoso libro Un viejo que leía novelas de amor- y ha merecido premios como el Rómulo Gallegos, el Gabriela Mistral o el Tigre Juan. Con humor e ironía, casi en tono de parodia, Sepúlveda ha ganado el Primavera con una novela de "exilio y desexilios". En La sombra de lo que fuimos, el autor refleja el desengaño de varios chilenos sexagenarios, quienes, desde "su presente de frustración y fracaso", evocan su juventud en los años sesenta y setenta, su relación con células comunistas y socialistas, y con el Gobierno de Salvador Allende, para recordar después el golpe de Estado de Pinochet, el exilio en distintos países de Europa y el regreso a un Chile en democracia, "un país que ya sólo existía en sus memorias", explicaba Basanta.

Al igual que ocurre en la novela, el germen de esta historia nació en un bar de Santiago de Chile, cuando Luis Sepúlveda compartía cervezas con tres amigos a quienes no veía desde hace tiempo. Y empezaron a surgir anécdotas del pasado, que Sepúlveda ha trasladado al papel.

Para todos ellos, el pasado fue "traumático y feroz" pero también hubo "amor". En su viaje de vuelta, los protagonistas descubren también que nadie vuelve al país "que se dejó atrás" y se plantean un dilema: o aceptan un hermoso país que guardan en la memoria o aceptan vivir en ese país nuevo que han encontrado cambiado "más cruel y más duro".

Sepúlveda aseguró, además, que "uno de los grandes lujos de un escritor, es poder meter caña a ciertos políticos, ya que nadie se atreve a meterse con ellos".

La convulsa Alemania de entreguerras, un período muy distinto al de la novela ganadora, es el telón de fondo de la finalista Los elementos del mundo, de José María Beneyto.

"Esta novela es una gran reflexión sobre el nazismo y el sentimiento de culpa, muy focalizada a veces en el personaje de Hitler, cuyos orígenes se cuentan para tratar de entender todo lo que sucedió luego y el por qué del holocausto judío", señalaba Antonio Soler.

Sin negar nada de las barbaridades que se cometieron en aquellos años y "sin modificar las valoraciones morales sobre el Holocausto", Beneyto comentó que hay que aplicar "lentes un poco más innovadoras" a aquel período. "Ya es hora de que Alemania y Europa se liberen del peso tremendo de la culpa del siglo XX, porque si no es muy difícil tener una proyección destraumatizada en el mundo", aseguró.

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