Cultura

El Juli y El Fandi salen en hombros en el tercer festejo de la Feria del Caballo

  • El primero con dos orejas del primer toro y el segundo con una oreja de cada uno de su lote y dos brillantes tercios de banderillas triunfaron mientras que Talavante corta una oreja en su debut jerezano

El Juli fue el triunfador de la tarde en calidad y orejas, dando la medida de lo que se espera de una figura en su primero, en una tarde de toros que prácticamente se acabó -si nos referimos a relieve y brillo cuando se arrastró el primero, ya que la calidad cedió al triunfalismo con los momentos de máximo calor de los tercios de banderillas de El Fandi.

Porque lo de más peso y fondo de la tarde se lo tiene que apuntar El Juli con su primero, un toro burraco que salió con poca fuerza y escaso celo -aunque noble y manejable- a quien había que pedirle amablemente que embistiera.

Derribó el toro porque cogió al caballo por los pechos. Por cierto que hay que celebrar que la cuadra de Javier Román se presente en esta feria tan pulcra y estrenando petos. Así hay que venir a Jerez. Y al hilo una anécdota: cuando el picador se retiraba, como es costumbre, con el monosabio andando al estribo del lado de tablas con la varita, se oyó a uno del Sol: "¡Picador! ¡Monta un poquito al chaval y no lo dejes andando!"

El Juli también venía a Jerez como había que venir y no quería salir de la plaza andando: cuajó un quite ligando las chicuelinas con el lance de Miguelín, rubricando con una airosa larga.

Tras brindar al público, de entrada, el toro le regaló una soberbia colada por el izquierdo. Como se espera de una figura, El Juli le dio la réplica pasándoselo muy cerca, en una serie sin enmienda, a pies juntos. Luego vinieron las series por la derecha, con eficacia y mando. El toro ya se desfondó para el tramo de naturales aunque El Juli resolvió con tablas agradando, y de nuevo con la diestra -salvando alguna embestida haciendo hilo- logró remontar otra vez la faena y convencer con un larguísimo circular y el doble de pecho. Un perfecto volapié fue punto final de una faena de excelente profesional, muy por encima de su toro. Dos orejas, una por la faena y otra por la estocada.

No se pudo repetir el éxito con el segundo del lote de El Juli, pese a que el madrileño lo intentó sin conseguir más que pasajes aislados, con un astado más renuente, desrazado y pitado en el arrastre.

A las cinco y diez de la tarde estaba El Fandi haciendo footing por San Andrés y la calle Clavel. Ese es el secreto de su poderío físico, su propio esfuerzo, que los toros no regalan nada. La verdad es que la formó en los dos tercios de banderillas de sus toros. Poderoso en ambos, a su primero lo cuarteó desde dentro, desde fuera y al violín poniendo al público en pie. A su segundo lo banderilleó mejor todavía tras fallar, descuadrado, el primer par. Uno a la moviola, un cuarteo clásico sensacional y otro por los adentros que hizo al público aplaudir a compás.

Luego sus faenas de muleta fueron de honrado profesional, con empeño y ganas, pero sin exquisiteces. A su primero le cortó la oreja tras una faena de altibajos que remontó cuando empezó el bullicio de cara a los aficionados de sol. Más acelerado con la franela en el quinto y con muchos pases, puso al público de sol a hacer la ola casi. La presidenta les llevó la contraria y sólo dio una oreja.

Talavante mostró algo de lo que puede dar en su primero, con pasajes de brillo pero sin alcanzar, por la sosería y poco gas del toro, el relieve y personalidad que atesora. Cortó una oreja que nos dejó con ganas de más porque la tonalidad de su toreo gustó mucho. Pero no pudo ser, el sobrero sexto fue un animal desrazado y con sordas y aviesas intenciones que no le permitió hilvanar faena.

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